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Notas de Opinión Miércoles 11 de Abril de 2018

Reforma inoportuna

"Es más fácil hacer leyes que gobernar". (León Tolstoi).

Agrandar imagen ALBERDI. Autor de "Bases".
ALBERDI. Autor de "Bases".
REDACCION

Por REDACCION

Por Norberto Nicotra (*)


En estos últimos días

los ciudadanos de esta provincia hemos podido advertir que el gobernador Miguel Lifschitz ha vuelto a insistir con el tema de la

necesidad de una reforma constitucional. A tal insistencia,

en el marco de la situación actual, nos resulta preocupante porque

pareciera ser que el único interés que lo motiva es su propia

reelección.

Las normas

constitucionales son pactos de convivencia que regulan las relaciones

en sociedades heterogéneas, tratando de resguardar y respetar el

pluralismo o multiculturalismo. Esta faceta plural no es una novedad

si no, un hecho histórico. El pluralismo, de hecho, está en la

naturaleza misma de esta provincia, desde sus orígenes. De derecho,

esta condición multicultural está contemplada y protegida en la

Constitución vigente de 1962, apreciada, a pesar del paso del

tiempo, como una de las más modernas.

En relación a su

necesidad, inferimos que el espíritu de cualquier

constitución es su perdurabilidad:que ese sistema legal de

convivencia pacífica se mantenga en el tiempo. No se puede reformar

una Constitución bajo cualquier presupuesto, si no que tienen que

haber razones, argumento y fundadas motivaciones que justifiquen la

reforma.

Es más, entendemos que la pregunta básica que debe hacerse

hoy es: ¿Necesita el ciudadano , el pueblo de Santa Fe, una Reforma

Constitucional? ¿Por qué y para qué le serviría en concreto?¿Va

a solucionar situaciones de inseguridad, desigualdad de oportunidades

va a ,mejorar los niveles de educación, va a fortalecer la

productividad generando más trabajo?

Son muchos los

interrogantes en torno a la iniciativa del ejecutivo que, para su

suerte, se sometería a votación ciudadana en un período de raid

eleccionario, ya que se aproxima un 2019 con exceso de votaciones.

Cabe mencionar que, en este sentido, hemos presentado un proyecto

para eliminar la obligatoriedad de las PASO, un sistema sumamente

anormal que obliga al ciudadano a participar en las internas

partidarias.


Retomando el eje central

de la pretendida reforma, debemos hacer un repaso de nuestras

fuentes. Alberdi creador de las “Bases” de nuestra Constitución

nacional es, con toda su vigencia, muy puntual al respecto: “El

gran arte del gobierno, es el arte de hacer amar a los pueblos la

Constitución y las leyes. Para que los pueblos la amen, es menester

que la vean rodeada de prestigio y de esplendor y evitando en todo lo

posible sus reformas, pues debemos remediar en sus defectos, no por

la abrogación, sino por la interpretación”. (“Bases”)

Referencias nacionales

y el escenario de otras provincias

La reforma de 1994 se

erigió sobre una indudable legitimidad política, no obstante, la

consideración de sus resultados, en la actualidad es opinable.


A 24 años de la Reforma

nos preguntamos ¿Mejoró en algo la calidad institucional de la

República? ¿Profundizó la división de poderes? ¿Funcionó la

justicia durante estos años como un órgano independiente? ¿No fue

durante un largo período el Órgano Legislativo nacional considerado

como una escribanía del Ejecutivo? ¿El Federalismo fue respetado o,

más bien, socavado por un régimen presidencialista que llegó a

tener una alta concentración de poder? ¿Algunos de los problemas

estructurales de nuestro país, como la inseguridad y la violencia

social, fueron resueltos? ¿La incorporación del tercer senador, más

la elección directa de éstos,no terminó transformando al Senado de

la Nación en una segunda Cámara de Diputados, haciendo añicos al

sistema federal? Las respuestas a estas preguntas están a la vista

para quién pueda ver sin prejuicios la realidad que vivimos.

A partir de la Reforma

del ’94 se dio una ola de reformas provinciales. La mayoría de

ellas argumentaba la “necesidad” de adecuarse a la Constitución

Nacional reformada. Nuestra Constitución Provincial, por decisión

del ejecutivo, por falta de mayoría o por presencia de la oposición

se pudo salvar del embate de dicha ola reformista.

En la mayoría de las

provincias con Constituciones reformadas se establecieron gobiernos

personalistas, en muchos casos casi feudales, y se consolidaron

caudillismos históricos. Porque al fin y al cabo el denominador

común que encontramos es siempre uno solo y el mismo: la

concentración del poder político que, precisamente, lo que nuestra

Constitución quiere evitar proscribiendo la reelección.

Uno de los temas más

importantes será el tratamiento de las Autonomías Municipales ¿Son

realmente necesarias? ¿Será la gente puesta en conocimiento de que

las autonomías significarán más gastos, más impuestos, más

administración, más Estado innecesariamente, es decir, más peso

sobre el ciudadano?

Como sabemos en Argentina nuca se eliminaron los

tributos sin agregar otros. ¿No es posible que por vía de una ley

se puede hacer correcciones para darle más autonomía a ciertas

ciudades sin crear un Estado dentro de otro?

En democracia no hay

peores leyes que las innecesarias y recordemos que la Constitución

es ley de leyes. Las leyes cuando son innecesarias tensionan al

cuerpo social, no resuelven ningún problema y aumentan el ya de por

sí excesivo arsenal legislativo.

Pero puede haber, en este

caso, también razones estrictamente ideológicas. No se trata de

resolver un problema, sino de modelar un nuevo sistema según las

propias ideas y valores. Las reformas constitucionales innecesarias

se convierten, por tanto, instrumento de la lucha ideológica

componente esencial de la disputa por el poder y por el control de la

sociedad.

Los Gobiernos nunca

actúan de manera neutral. Cuando afrontan problemas concretos, lo

hacen obviamente desde una posición ideológica propia. En el caso

de las leyes o reformas constitucionales innecesarias como en nuestra

provincia hoy, porque no hay ninguna demanda social que la

justifique, simple y llanamente, son una cuestión ideológica y de

poder político.


Toda Constitución tiene

sustento filosófico básico. Pero no es un manifiesto ideológico en

el cual la “izquierda”, el “centro” o la “derecha”

introduzcan sus postulados. La Constitución es expresión de los

consensos de toda sociedad donde se precisan las reglas claras para

la convivencia de todos. Se mandato es respetar la pluralidad y

administrar, dentro del marco normativo, los derechos y obligaciones

del ciudadano.

Constitución

es el secreto de tener Constitución.

¿Tiene defectos, es

incompleta? No la reemplacéis por otra una nueva. La novedad de la

ley es una falta que no se compensa por ninguna perfección; porque

la novedad excluye el respeto y la costumbre, y una ley si esas bases

es un pedazo de papel, un trazo literario. La interpretación el

comentario, la jurisprudencia, in los grandes medios de remediar los

defectos de las leyes. La ley es un dios mudo: habla siempre por la

boca del magistrado, quien la hace sabia o inicua”. Juan B.

Alberdi – “Bases”.

(*) Diputado, bloque Cambiemos.

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