Por José Calero
El
mundo de los negocios respira aliviado tras el triunfo electoral
obtenido por Cambiemos a nivel nacional en las PASO.
Lo interpreta como la ratificación de un rumbo pro mercado que
aleja la posibilidad de volver a experimentos populistas del
pasado que espantaron a los inversores, destruyeron la matriz
energética del país y dejaron en la pobreza a un tercio de la
población.
A esto se suma que si este resultado se confirma en octubre, el
oficialismo contará con mayor poder de fuego en el Congreso para
avanzar con las reformas pendientes reclamadas por el
empresariado.
Esas transformaciones incluyen cambios en la legislación
tributaria y en la laboral, entre otros puntos clave para la
actividad productiva.
En las últimas semanas habían emergido muchas dudas entre
empresas, bancos y agentes financieros sobre si el gobierno sería
capaz de hacer un buen papel en los siempre difíciles comicios de
medio término.
Sobre todo si sería capaz de revalidar los avales en los
principales distritos del país, donde se define el poder en la
Argentina.
Esas dudas se tradujeron en las semanas previas a la elección
en nerviosismo en la plaza cambiaria.
Especulación mediante intentaron llevar el dólar por encima de
los $18, lo cual obligó al Banco Central a destinar unos USD 1.600
millones para frenarlo.
Pero el rotundo triunfo de Cambiemos en casi todo el país
puede robustecer el entusiasmo de los hombres de negocios.
Está claro que los inversores y el empresariado pretenden
sepultar cualquier posibilidad de volver a un esquema de
intervencionismo estatal en la mayoría de las decisiones
económicas.
En las próximas semanas se verá cuál es la lectura fina que
realizan los inversores, ya con los resultados consolidados.
También se podrá empezar a comprobar si, a partir de esa
renovada señal de confianza del electorado hacia la alianza
gobernante, la "lluvia de inversiones" puede hacerse realidad de
una vez por todas.
Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.