Por Roberto Actis
Un presidente no tiene porque saber absolutamente de todos los temas, cuando caemos en esas situaciones ya sabemos lo que ocurre, en el autoritarismo y en el umbral de una dictadura. Debe sí rodearse de gente experta, y por sobre todo, saber escuchar y tener capacidad de discernimiento y decisión. De los que no reúnen estos últimos atributos ejemplos sobran, tanto lejos como cerca, veamos sino a Venezuela donde Nicolás Maduro llegó a hablar con un pajarito que le transmitía órdenes de Chávez, y sin embargo continuó en su cargo -claro que con altísimo costo para los venezolanos- cuando tal vez su mejor destino hubiese sido un psiquiátrico. Mucho más reciente, ahora mismo, estamos viendo lo que sucede con Donald Trump, quien está armando un verdadero desquicio en su país, nada menos que la primera potencia, pero también en el mundo entero. Cómo será la cosa que Mikhail Gorbachov, quien lideró la URSS hasta su desaparición como tal, predijo que el mundo se está preparando para una guerra, que siendo nuclear y con el poder de destrucción que tienen los misiles, quizás haciendo realidad lo que John Kennedy predijo hace más de medio siglo: "En la próxima guerra, los vivos envidiarán a los muertos". Aquí también en la Argentina hemos tenido algunas de esas mentes iluminadas que desde la presidencia se creyeron omnipotentes, el recuerdo de Cristina Kirchner está bien fresco, creyendo que el 54% del vamos por todo era exactamente eso, dejarle las puertas abiertas para toda la clase de trapisondas habidas y por haber. Una de ellas, quizás la más importante fue la denuncia del asesinado fiscal Alberto Nisman, que está siendo nuevamente investigada tras ser archivada por Rafecas, Freiler, Ballestero y otros acólitos que pensaron que la era K se iba a prolongar indefinidamente.
Vayamos a nuestra actualidad, y al presidente Macri. Cuando asumió dijo que tenía el mejor equipo de gobierno de los últimos 50 años, ojalá podamos llegar a comprobarlo. Pero ¿quién lo asesora? Es que se han cometido algunos errores demasiado gruesos, como la designación por decreto de Rosatti y Rosenkrantz para integrar la Corte, la resolución de la suba de tarifas cuando se llegó a aumentos que eran impagables, y ahora esto de los feriados. Escuchar las reacciones en contra, poner la marcha atrás y corregir, hasta recibió elogios y es una actitud saludable, pero cuando se va haciendo costumbre se vuelve un búmeran, pues entra en dudas la capacidad de quienes resuelven. En realidad, con esto del corrimiento de los feriados, especialmente el del 24 de marzo, se le pregunta a un chico de sexto grado y seguramente hubiese aconsejado mantenerlo inamovible, sin embargo lo movieron, cayendo otra vez en el borrón y cuenta nueva por la avalancha que se les vino encima. Además, tanto tiempo e ingenio que ponen en juego por las elecciones de octubre, y con esta clase de yerros no hacen otra cosa que dejarle servida la oportunidad en bandeja al kirchnerismo, que aprovecha para que se una casi toda la oposición. Está bien que no es una unión electoral, pero por algo se empieza.
Otro tema sumamente delicado, y que a nuestro gusto debería resolverse de otra manera, es sostener a ultranza a quienes entran en algunos yerros notables, como el del ex carapintada y actual jefe aduanero Gómez Centurión, quien hizo un repaso sobre la dictadura militar realmente disparato para alguien que integra el gobierno, y además a quien le habían recomendado cuidarse en las declaraciones. Otro caso es el del jefe de los espías Gustavo Arribas, que hace pronto un mes que fue acusado y hasta ahora explicó poco y nada de los 74.000 dólares que cobró de una cuenta desde donde se pagaban coimas de Odebrecht. Primero que era por la venta de un departamento en San Pablo, luego que era por los muebles, conclusión: está patinando. Y como el gobierno macrista más que con la intención llegó con la obligación de ser y mostrarse transparente, ambos funcionarios a esta hora deberían haber hecho las valijas.
Se dice, como disculpa con Gómez Centurión, que su opinión no representa la del gobierno, criterio que no fue empleado para sacar de sus puestos a Prat Gay y Melconián, renunciados por la falta de homogeneidad con el resto del gabinete. ¿Qué clase de homogeneidad tiene Gómez Centurión?
Y para el cierre de este domingo, algo que nos preocupa, y mucho: están tomando los recursos de los jubilados, tal como hacía el kirchnerismo. Días pasados fue con una letra de 17.000 millones y a fines de diciembre hubo otra de 60.000 millones. El 65% del Fondo de Garantía de la ANSES, es decir los recursos de todos los pasivos, está compuesto por pagarés del gobierno, y todo indica que seguirá ampliándose.
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