Por Dr. Enrique J. Marchiaro
¿Está en sus plenas facultades del Dr. Fayt en sus 97 años para seguir ejerciendo el cargo de Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación? Todo indica que sí, de lo contrario debería dejar su cargo inmediatamente.
Los problemas de salud que ha tenido no lo inhiben de actuar y la modalidad de su función le permite ejercerla en buena parte desde su domicilio particular.
Los jueces son vitalicios en Argentina y en el caso de los jueces federales y de la Corte Suprema su mandato dura hasta los 75 años, según dispuso la reforma constitucional de 1994. El tema es que Fayt es un juez previo a la reforma y en un caso judicial se determinó que dicha cláusula no le resultaba aplicable. En cambio Zafaroni, cuando cumplió hace poco sus 75 años, debió dejar su función.
Mientras dure su buen desempeño, Fayt no puede ser destituido por razones de edad. Sólo un deterioro importante de su salud psico-física podría determinar el inicio de un juicio político, puesto que el artículo 53 de la Constitución Nacional prevé como causal del mismo el “mal desempeño”. Y este se constituye -entre otras razones- por una incapacidad física o mental.
Pero la Cámara de Diputados no ha iniciado un juicio político sino unas medidas investigativas, lo cual es un grosero error institucional de la Cámara porque no está facultada para ello.
Si la Comisión de Juicio Político de la Cámara -como dicen públicamente- tiene sospechas fundadas de que el Dr. Fayt no está en condiciones de ejercer su cargo deben iniciar el juicio político y la primera medida será una investigación sobre sus aptitudes actuales. Pero no se puede poner el carro delante del caballo e inventar una investigación ad hoc, lo cual se hizo para burlar la mayoría que la propia Constitución exige para el inicio del juicio político, que son 2/3 de los votos.
Por ello es grave lo que ha decidido la Comisión de Juicio Político, más allá que podrá no tener efecto práctico sino meramente político, que tal vez es lo único que buscan. Pues si realmente el fin de dichos diputados es salvaguardar la investidura de un juez de la Corte, se debe iniciar un juicio político y dentro del mismo determinar si es capaz o no.
Pero no les dan los números, del mismo modo que no les dieron para reemplazar a Zafaroni, porque son actos trascendentes que requieren los 2/3 de los votos.
Esto es una garantía invalorable que impone un acuerdo político-institucional entre las fuerzas mayoritarias, acuerdo al que están obligadas para asegurar el buen funcionamiento del Tribunal Superior.
Hoy la Corte funciona con 4 de sus 5 integrantes naturales, la oposición ha determinado que no votará ningún candidato hasta el cambio de gobierno y la actual Corte afirma -y los hechos lo comprueban- que funciona normalmente con 4 integrantes.
Estos son los hechos, lo demás son interpretaciones y opiniones sobre las cuales cada cual dirá lo que mejor entienda.
Lamentablemente, todo es un gran sainete. Al igual que la causa Nisman todo se ha banalizado de un modo que cansa y nadie quiere saber más nada, por ello el título de esta nota. En tren de hipótesis ya no resultará descabellado que hasta al propio Fayt lo quieran hacer desfilar no sólo por la Cámara de Diputados sino también en el "Bailando", lugar en el que nuestra clase política ha decidido quién sabe si ganar un voto más o volatilizarse en lo insustancial de cinco o diez minutos televisivos.
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