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Notas de Opinión Domingo 10 de Junio de 2012

Tiempos de reposo

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Roberto Actis

Por Roberto Actis

Realmente llamativo, o tal vez no tanto, que sólo haya mediado un espacio tan breve, de unas pocas horas, entre que Daniel Reposo calificó su currículum de "intachable" y la renuncia a su postulación al cargo de Procurador, que llegó a través de cuatro cartas que se hicieron públicas por parte de un vocero presidencial, cuyo contenido fue realmente patético -siendo autoría, según trascendió, de Abal Medina, lo cual de ser así constituiría una salida coherente de parte del frustrado Reposo, ya que no sólo adornó su foja con falsedades, sino que hasta terminó despidiéndose con argumentaciones que surgieron de otra persona- culpando a los diarios Clarín y La Nación de haber orquestado una campaña, a la cual adhirió el radicalismo.

En realidad, el único responsable de su caída fue él mismo, y por supuesto la presidenta Cristina Fernández que lo propuso, sin haber hurgado siquiera un poco -no había que escarbar demasiado- sobre sus antecedentes. La participación de Reposo el martes en el Senado, fue lamentable y ahí quedó sellada su suerte. Una sola de la larga serie de desaciertos, sirve para conocer quién es Reposo: tras ser preguntado sobre su participación en un curso de Derecho Societario en la Facultad de Derecho de la UBA, que figuraba en su currículum, respondió que efectivamente era de esa manera. Se le exhibió entonces una nota solicitada a la UBA donde constaba que de 128 horas sólo había cumplido 36 y que además, no había rendido el examen final. "Reposo nos mintió una vez más", dijo un senador de la oposición, mientras el aludido bajaba la cabeza y quedaba en silencio.

Su postulación se volvió insostenible, y su renuncia -sin dudas ordenada- tuvo el solo objetivo de evitar una derrota en el Senado, ya que no se iban a alcanzar los 48 votos necesarios. Una vez más, con sus actos fallidos el gobierno había contribuido a lograr cierta consolidación en la acción de la oposición, que de todos modos y excepción de algunos hechos muy puntuales, sigue totalmente deshilachada. Aunque, no sería de extrañar que, de mantenerse la continuidad de desaciertos políticos, el kirchnerismo haga el milagro de unirla en serio.

Aunque con fuerte costo, que incluso tuvo el incipiente sonar de cacerolas, el caso Reposo seguro que pasará rápidamente al olvido, carcomido por la vorágine de la realidad, pero en cambio lo que no tendrá ese desenlace es lo concerniente al vice Amado Boudou. Cada vez más comprometido en su participación en el caso de la Calcográfica Ciccone, tráfico de influencias y negocios con el Estado.

Se ha llegado a un momento en que las pruebas y denuncias son tantas, que no alcanza para justificarlo con el cartelito de "Clarín miente". El efecto bola de nieve es poco menos que imparable, pues se amplía a muchas otras personas del entorno del vicepresidente, quienes pasaron poco menos de correr la galga a vivir como jeques árabes en departamentos de varios millones de dólares en Puerto Madero.

Al parecer, la defenestración de Righi, Rafecas y Rívolo no fue suficiente, y las voces de defensa de los espadachines oficiales se hacen cada vez más débiles. Tal como el intento con Reposo, el dedo de Cristina volvió a fallar cuando lo señaló a Boudou para completar la fórmula. ¿No hurgó su pasado? Se descarta que hoy su decisión no sería la misma, pues aun cuando se trate de pintar otro escenario, el del apellido francés no hace otra cosa que darle continuidad al karma de los vices, que antes tuvo con Julio Cobos, seleccionado por su fallecido esposo, a quien le recriminó más de una vez esa elección.

¿A quién reclamarle ahora si ella misma fue la responsable? No queda otra que bancarlo, pero a un costo que aún no se puede dimensionar, pues el desenlace aparece incierto. Hasta hace poco, existía el casi convencimiento que la andanada contra Boudou iba a quedar en la nada, pero el escenario ha tenido cambios muy visibles en pocos días. Sonar de cacerolas, cortes de ruta y protestas sociales como no las había desde hace tiempo, una oposición que se reagrupa, creciente inseguridad, todo dentro de un marco inflacionario que castiga muy duro y una economía en retroceso a pesar del precio de la soja y los 47 mil millones de  dólares de reservas. 

Sería oportuno, más que eso bueno, que llegue un tiempo de reposo, como para provocar una reflexión sobre una larga serie de cuestiones, que están sufriendo un deterioro notable. Y tal vez retroceder en ciertas decisiones, que a veces, no tienen siquiera la aprobación por parte del coro de aplaudidores. Claro, que dicho esto en voz baja, pero muy baja.

 


 

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