Por Roberto Actis
Quien recuerde o haya escuchado algo de aquella recordada serie estadounidense "La caldera del diablo", que constó de más de medio millar de capítulos en la década del ´60, aunque el sustento sea diferente pues aquella trataba los conflictos en un pueblo, por la cantidad de enredos, confusiones, intromisiones, intereses cruzados y presencias indebidas, tiene similitud con la muerte del fiscal Nisman y todo lo surgido en estas nueve semanas, que dejan la fuerte sensación que es altamente probable que el hecho nunca sea esclarecido. El viento fresco que significó la aparición en escena de Arroyo Salgado, también está terminando de ser absorbido por el clima enrarecido que rodea a todo este escándalo.
Siempre hay algún nuevo elemento que se agrega, ahora son las fotos, que comprueban que efectivamente en el departamento de Nisman en esos primeros momentos hubo una multitud, que la puerta del baño efectivamente estaba entreabierta pero que se podía observar a su interior, confirmando así lo que dijo la testigo Natalia Fernández, quien había sido duramente descalificada por la fiscal Fein, quien de todos modos se reservó una chance con aquello de las tres horas previas a su arribo que no le permitían garantizar que el lugar no había sido contaminado, cuando allí se encontraba el secretario de seguridad Berni. Hoy existe prácticamente la certeza que el lugar fue limpiado, el cuerpo de la víctima acomodado en el baño y dejando todo dispuesto para que parezca un suicidio.
El recuerdo de estos trazos iniciales, viene al caso por el furibundo ataque lanzado para desacreditar a Nisman, quien desde ámbitos gubernamentales fue calificado de alcohólico, drogadicto, corrupto, fiestero, incluso homosexual como lo sugirió la misma presidenta Fernández, y ahora de "sinvergüenza y turro" según Aníbal Fernández -un muy digno sucesor de Capitanich-, utilizando la denuncia de Lagomarsino sobre el medio sueldo que debía depositar en la cuenta del fiscal. Ir contra un muerto es descalificador por su misma naturaleza, no puede defenderse y además, tampoco pudo sostener la argumentación de su denuncia. Lo que tal vez explique su muerte.
De todos modos, más allá de esta agitada vida de Nisman e incluso de algunas acciones que no condicen con la ética de un funcionario judicial, la denuncia contra la presidenta Fernández y el canciller Timerman entre otros, en nada resulta afectada. Por ahora tuvo el freno del juez Rafecas, pero la apelación del fiscal Pollicita tuvo favorable respaldo de su colega Moldes, debiendo ahora resolver la Cámara, estimándose muy probable que vuelva a retomar su curso. Hubo además, duros términos para Rafecas, por haber desestimado la denuncia sin siquiera tomar una de las 46 medidas de prueba solicitadas. Tanta diligencia, al mejor estilo Oyarbide, puede haber sido el factor que se volvió en su contra. Sostuvo Moldes: la justicia lenta no es justicia, pero tampoco lo es la muy apresurada. Palabras más, palabras menos.
Van quedando en todo este desarrollo muchas preguntas, a las que cuesta encontrarle respuesta. ¿Si la denuncia es tan inconsistente por qué este empecinamiento desde el gobierno en cerrarle el camino? Acaso, quien es inocente, no tiene la mejor oportunidad de aclararlo cuando es denunciado. ¿Por qué Lagomarsino no denunció lo de la quita salarial en su primer testimonio? Lo hace ahora tras ser señalado por Arroyo Salgado como sospechoso.
Poco a poco se van añadiendo la difusión de detalles que, aunque pueden llegar a confundir, también permiten otras lecturas para comprender hasta qué punto llega la trama urdida en torno al caso Nisman. Lo que hace que apenas surgida alguna nueva alternativa, rápidamente sea reducida la expectativa en cuanto a alguna clase de aporte. Queda por delante la junta de peritos convocada por Fein, para poner frente a frente los que hicieron la pericia oficial -induciendo al suicidio- y los de la querella, convencidos que fue un asesinato, pero en realidad también puede caer esta instancia en el mismo saco y en lugar de aclarar, terminar en un mismo estado de confusión. Al menos así puede sospecharse tras algunas declaraciones de peritos convocados para esa instancia, que ya anticiparon declaraciones públicas en ese sentido.
Tampoco en el exterior cae el interés por este caso. La revista brasileña Veja, un medio de intachable prestigio que entre sus más recientes antecedentes tiene el haber descubierto el affaire de corrupción en Petrobras que está haciendo tambalear al gobierno de Dilma Rousseff, publicó en su último número una investigación sobre el caso Nisman, asegurando que la conexión entre Argentina e Irán efectivamente existió, siendo mediadora la Venezuela entonces presidida por Hugo Chávez. Tres ex ministros chavistas hoy enfrentados a Maduro, fueron quienes lo revelaron con lujo de detalles, por ejemplo, que el interés iraní era el aporte nuclear que podía hacerle Argentina, además del levantamiento de las alertas rojas de Interpol. Y que eso motivó el memorándum con el cual se buscó el encubrimiento. ¿A cambio de qué? De dólares.
La historia sigue, tal vez no 514 como en la Caldera, pero aún quedan muchos capítulos...
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