Por Edith Michelotti (*)
Prestando debida atención a los muy frecuentes discursos presidenciales, no pude menos que admirar la exquisita fluidez de palabra que tiene la Presidenta de la Nación Argentina. Y como mujer que sueña con un mundo mejor, puse especial atención en el “contenido” de esas palabras expresadas casi con perfección. Porque de eso se trata exactamente. Escuchar “qué dice” y no “cómo lo dice”, cuando nos habla. Y resulta penoso comprobar que su visión ciclópea no le permite ver a la sociedad en su conjunto. Evidentemente que un ojo no le funciona, sino no permanecería tan callada frente a la insólita delincuencia que se ha desatado en nuestro país, ante la cual su silencio es prometedor de un futuro peor. Al no hablar de la realidad que nos conmociona y nos priva de la libertad, deja entrever que para ella, las muertes sociales y los robos cotidianos son una enfermiza “sensación” de un pueblo equivocado que mira canales televisivos inapropiados. Su mirada sigue un solo rumbo. Mas aquí está el pueblo que quiere contarle lo qué sucede y le pide por favor que observe en plenitud a la Argentina. Entre usted y los que repudiamos la violencia y amamos la paz, podríamos construir un mundo diferente. Un mundo en el que no tengamos tantos jóvenes “desaparecidos” en democracia. Por favor, inspeccione con los dos ojos Señora Presidenta, su pueblo lo necesita.
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