Por Roberto Actis
Extrañamente, aún cuando este juicio recién iniciado se conozca como "La ruta del dinero K", entre los 25 imputados no hay ningún integrante de la familia ex presidencial Kirchner, cuya letra del comienzo es justamente la que le da identificación. Es que esta causa que estuvo a cargo del juez Casanello -al que Lanata rebautizó "Tortuga"-, fue dejando al costado a la ex presidenta CFK todo el tiempo posible, ignorando aquello del delito precedente, siendo la cuestión central el origen de esa montaña de dólares a disposición de la banda con Lázaro Báez a la cabeza, quien de empleado bancario pasó a ser multimillonario. Una historia que en realidad no sorprende demasiado pues fue común a muchos otros durante la década ganada. Poco más poco menos, hasta el más distraído sabe que miles de millones en lugar de ir a la obra pública, fueron a llenar bolsos que engrosaron fortunas de las cuales en este momento, y a pesar de todas las investigaciones y "cuadernos", se conoce muy poco, podría decirse que apenas la punta del iceberg.
Sin embargo, aún siendo conminado por la propia Justicia para llamar a indagatoria a la ex presidenta -a quien se ubica como jefa de la asociación ilícita conformada para saquear al Estado-, resistió todo lo que pudo. Conclusión sencilla: hoy el juicio K no tiene a ningún K en el banquillo. Aunque, de cualquier modo y en la medida avancen las declaraciones de los 91 testigos, será inevitable no incorporar a Cristina Kirchner en todo este proceso y sentarla en el principal banquillo.
Aunque todo promete ir para muy largo. Por empezar, hemos tenido la primera sesión del juicio y la siguiente recién será el miércoles que se avecina, estimándose varios meses por delante. Un dato realmente curioso es que no se avanza más rápido porque no se cuenta con una sala apropiada diariamente. Es que nada de lo relacionado con la Justicia llama la atención, todos estos años nos fueron acostumbrando a hechos que van desde lo curioso a lo insólito. Nada sorprende. Veamos sino lo ocurrido con la causa contra Daniel Muñóz -aquél secretario de Néstor Kirchner fallecido en 2016 que apropiándose de un fajito de cada bolso que llevaba a Río Gallegos logró hacerse de una fortuna de 70 millones de dólares- y su viuda y heredera Carolina Pochetti, hoy detenida, siendo separado el juez federal Rodríguez por pedido del fiscal Stornelli, debido a la demora en indagar a los involucrados y avanzar sobre el recupero de parte de esos dólares invertidos en propiedades en Miami. Queda claro: se estaba dando el tiempo suficiente para que esa fortuna se esfume mediante todos los subterfugios que fueron habituales durante la década del saqueo.
Por sorteo pasó la causa al juez Rafecas. Exactamente, el mismo que había archivado en tiempo récord la denuncia del asesinado fiscal Nisman, que luego fue salvado de ser sometido a juicio político y que ahora suena para ser promovido a camarista, es decir, ser ascendido. Afortunadamente, aceptó la conexidad con la causa de los cuadernos siendo unificada y por lo tanto a cargo de Bonadío. Todo este mejunje deja en la superficie que nada ha "cambiado" demasiado, al menos con la profundidad que se requiere, oscilando el péndulo desde la aceptación de la renuncia de Oyarbide cuando todo apuntaba a un juicio político, hasta los 23 años de idas y venidas para condenar al ex presidente Menem. En el medio, toda una amplísima gama de hechos que mientras se sigan repitiendo, jamás nos permitirá ser una República en serio.
Donde también se debe incluir, por la cercanía del tema, la eliminación del irritante e incomprensible privilegio de jueces y todo el Poder Judicial de no pagar impuesto a las ganancias. Cuando el reciente tratamiento del presupuesto en el Congreso se estuvo cerca de borrarlo del mapa, pero los jefes de bloque consideraron que ya habían estado demasiadas horas trabajando y lo dejaron para "más adelante". Acaso habrá que recordar que mañana es nunca.
Podrán venir buenas cosechas -sin sequías e inundaciones-, bajar el dólar, tener una inflación razonable, que no sean veinte millones los que vivan a costa del Estado, que no se hagan más cortes y piquetes, que no haya más paros porque no funciona el baño de una escuela, pero mientras no haya absoluta igualdad en los derechos y obligaciones, mientras la ley no sea la misma para todos, en tanto los privilegios no sean totalmente eliminados, jamás podremos aspirar a un futuro de grandeza. La Argentina ha desperdiciado demasiadas oportunidades.
¿Y el gobierno? Siempre a los revolcones, pudiéndose resumir en el nuevo aumento de la nafta. Cuando hace muy poco seguía aumentando era porque se disparaba el dólar. Ahora el verde baja pero el combustible continúa subiendo. Si así es como combaten la inflación, siguen errando feo.
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