Por Roberto Actis
Lo decimos cada vez que es necesario hacerlo, los acontecimientos son tan vertiginosos que suelen superar a la imaginación más avanzada. Algo que deja material en abundancia, veamos lo más reciente de esta semana: el nuevo juicio a Boudou; la discusión en el gobierno para aceptar las condiciones de Odebrecht en cuanto a la difusión de los que recibieron coimas; los 78.000 de jubilación del piquetero Luis D'Elía, que ponen furioso a más de un jubilado; el esfuerzo del bloque K para evitar el enjuiciamiento del enriquecido juez Freiler, que tantos favores les hizo; el tembladeral que armó Carrió dentro de Cambiemos con su nueva embestida, esta vez contra la subjefa de los espías Silvia Majdalani; los esfuerzos de Cristina por reagrupar la tropa dispersa, buscando una unidad que le aseguraría ubicar a todos sus más fieles laderos en las candidaturas de octubre; los 14.000 dólares mensuales que habría estado cobrando de la caja de la ex Side el juez Canicoba Corral; el dólar que sube y el gasto que avanza este año a excesos pocas veces vistos; el desgaste de salud del presidente Macri; el consumo que sigue en baja; los 214.000 de jubilación que cobra en Santa Cruz la ex procuradora Angelina Abona, y el múltiple comienzo de campaña en la fecha patria.
En fin, hay para todos los gustos, y eso que sin revisar prolijamente el archivo. Sin embargo, este domingo abordaremos otro tema, nada de política, economía, rencillas o cruces de otros lares más alejados, sino una cuestión bien cercana, que impacta fuerte en toda nuestra región y que también Rafaela sufre sus coletazos. Las inundaciones que tenemos en todo el sector oeste del departamento Castellanos, zona que por diversidad de factores sumados unos a otros, se anega cada vez más seguido. Sólo en la última década, al menos cuatro grandes anegamientos, con todo el perjuicio que significa para un área otrora productiva, con fuerte repercusión en toda esta región.
El canal Vila-Cululú es una obra fundamental para ir encarrilando el problema, junto al trabajo conjunto con la provincia de Córdoba desde donde vienen grandes masas líquidas, a la par de un ordenamiento completo. Justamente, sobre este Canal hubo anuncios, que se espera por la gravedad de los hechos ocurridos y el nivel de compromiso afrontado, esta vez la cosa vaya en serio, ya que estos trabajos de canalizaciones para el escurrimiento se han venido prometiendo como un calco al menos en los pasados 30 años. Esta vez habrá seguimiento, cosa que las palabras no se las lleve el viento.
En plena inundación reciente el gobernador Lifschitz -hoy en recuperación del operado talón de Aquiles- había dicho que la "decisión política" para estas obras estaba tomada y que la provincia iba a poner lo necesario, aunque advirtiendo ya que por la magnitud no todos los fondos podrían salir de las arcas santafesinas. Pues bien, tal cual, ahora está la decisión pero no los recursos, ya que se requieren 350 millones para la refuncionalización del Vila-Cululú, un canal construído en 1939, y sobre el cual en estos 78 años se habló mucho y se hizo poco.
Los trabajos están previstos a lo largo de 100 kilómetros, con puentes, alcantarillas y todo lo que haga falta, aunque tampoco se habló de plazos, puede ser pronto o tarde. No será la solución final, pero ayudará mucho, más cuando se ordene todo el sector, eliminando los calificados "trabajos espontáneos", esos que cada uno hace para tratar de salvarse en perjuicio de otros. Hasta hubo casos de presidentes comunales duramente enfrentados, cada uno defendiendo su distrito, pero por cierto no es así la cuestión, sino el trabajo planificado. Es que más allá de tecnicismos, el agua siempre va hacia el bajo, debiendo hacerse entonces todas las canalizaciones que correspondan enfiladas hacia el río Salado. Si consideramos que desde Rafaela a Esperanza hay una pendiente de 57 metros -dato obtenido con relación al acueducto-, queda claro hacia donde debe dirigirse el componente de esos verdaderos mares que suelen formarse en toda la región oeste de Castellanos y este del cordobés departamento San Justo.
La intención está, faltan los recursos, que no es poco. Tanto el Vila-Cululú como el acueducto para Rafaela están compartiendo, por ahora, una situación muy parecida. Ojalá aparezca dinero de la Nación para acompañar a la provincia en lo del canal, y el préstamo de los árabes de Abu Dhabi para traer el agua desde Desvío Arijón. En este último caso se aseguró que será antes de fin de año. Nada puede seguir esta larga espera, amontonando promesas.
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