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Notas de Opinión Martes 17 de Junio de 2014

Visión política entre la utopía y la realidad

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Por Fabio Abrate (*)

Por Por Fabio Abrate (*)

NOTA II


Segundo

caso: El

 “milagro alemán” 

Luego de la derrota de Alemania en 1945, el debate era qué hacer con Alemania, ahora bajo la influencia de las cuatro potencias triunfantes. ¿Plan Marshall o plan White? ¿Préstamos para el desarrollo o reducción de Alemania a una economía cuasi pastoril? Ganó el plan Marshall.

Alemania se encontraba devastada por los bombardeos y fue dividida en cuatro zonas, con gran parte de su población, sobre todo masculina, desempleada, muerta o todavía prisionera (en total los repatriados fueron unos 9 millones). La industria quebrada, el comercio en bancarrota, déficit fiscal e inflación, con primacía de los mercados clandestinos. Las nuevas políticas comenzaron a implementarse en 1948 y en 20 años Alemania se convirtió en una potencia económica y en un nuevo modelo de convivencia social.

Al Plan Marshall le acompañaron una serie de decisiones políticas que fueron fundamentales para alcanzar los logros aspirados. La eliminación del déficit fiscal y la creación de una nueva moneda detuvieron el alza de los precios y el mercado negro, pero más allá de sus herramientas prácticas, fue la visión teórica en general, la disposición al diálogo y la reconstrucción de relaciones, lo que articuló el éxito de la nueva Europa y de Alemania. El papel impulsor y articulador de la democracia cristiana en Europa fue fundamental: el desafío era político, económico y moral.

La visión de la nueva Alemania esbozada por Konrad Adenauer y Ludwing Erhard, este último Ministro de Economía (1949-1963) y luego Canciller de Alemania sucediendo a Adenauer, tiene su origen en la sociología de Franz Oppenheimer, según el cual debía existir una tercera vía resolutoria entre el liberalismo y el socialismo. Esa vía tomada por Erhard y Adenauer, fue la economía social de mercado. Las bases económicas provenían del ordoliberalismo, fundando así en la práctica un nuevo sistema a aplicar.

Con la cuestión social en el centro, sus puntos básicos fueron simples: impedir que el político sea una fuente arbitraria de desorden, suprimir las estructuras monopólicas, y hacer prevalecer en todos los casos la libertad y la competencia

Los principios rectores fueron la solidaridad y la subsidiariedad. En el fondo, se trató de articular políticas con valores basados en la justicia social.

Primero buscaron compensar a los más afectados por la posguerra a través de políticas de asistencia, sostenidas sobre un sistema impositivo progresivo. En 1949 se forma la Federación de Sindicatos Alemanes, y en 1951 el parlamento aprobó la ley de cogestión de trabajadores en empresas y órganos ejecutivos tales como los de explotación minera, del carbón, e industrias del acero y el hierro. Nació así una sociedad nueva basada en el diálogo y el acuerdo para dirigir la iniciativa privada.

Llevaron a cabo amplios programas en materia de seguridad social y de viviendas sociales, sin embargo, Adenauer se mostraba contrario a las dependencias tanto del Estado como de asociaciones privadas en materia de dirigismo sobre la economía. La función estatal era la de generar situaciones de estabilidad, y regular topes mínimos a los fines garantizar la subsistencia familiar, fuera de ello, las cuestiones entre sindicatos y empresas eran asunto privado; el Estado sólo debía poner las condiciones donde estos debían acordar.

Los programas llevados a cabo desde el Bundesbank en los 80, o el “kurzarbeit” en 2009 son ejemplos de estas herencias que formaron su base tras el desmantelamiento de las viejas estructuras del nazismo. En ellos, y ante situaciones críticas de la economía, los subsidios fueron otorgados para sostener los empleos dentro de las mismas empresas, sean para fomentar proyectos de inversión o para sostener simplemente la mano de obra, incluso teniendo en cuenta la situación del grupo familiar, a los fines de que las empresas no pierdan viejos empleados ya capacitados. En la línea del platonismo, la virtud se enseña y hay que cuidarla.

Por otra parte, la economía abierta y basada en relaciones institucionalizadas amparadas por los Estados, fue el otro pilar de sostén de la economía social de mercado. En este marco de diálogo interestatal, la experiencia de base fue obra de los padres fundadores de la Europa de posguerra: Adenauer, Monnet, Schuman y De Gasperi.

Impulsado por Schuman como Ministro de Asuntos Exteriores de Francia en 1950, se llevó a cabo el primer ensayo de unificación europea a través de la creación de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, sentando las bases de la futura Comunidad Económica Europea.

Los grandes esfuerzos realizados entre Alemania y Francia por superar las frescas heridas de la guerra y sus tradicionales disputas, dejando atrás el fracaso de la vieja Sociedad de Naciones, las humillaciones del Tratado de Versalles y de la ocupación Nazi, llevaron a priorizar sin miramientos los lazos de solidaridad, basados en el diálogo y la educación, enriquecida además por la excelente labor diplomática desarrollada por De Gasperi, fundador de la Democracia Cristiana en su país y Ministro de Asuntos Exteriores de Italia por entonces.

¿Se podría imaginar una unión tan temprana luego de tantos ultrajes cometidos entre naciones vecinas? Estos esfuerzos políticos entre naciones y voluntades, realizados bajo la dirección de políticas educadoras que fomenten la iniciativa del talento, la justicia, la armonía social y el dialogo, pueden hacer que las diferencias entre las utopías y realidades sean más cercanas de lo que parecen.


(*) Lic. en Ciencia Política.

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