Por REDACCIÓN
SUNCHALES ( De nuestra Agencia).-En una reunión informativa , esta tarde, se anunció la concreción de un hecho singular en la historia de la iglesia sunchalense, ya que en eta ciudad se procederá a la ordenación diaconal permanente de tres hombres.Dos de ellos son de esta ciudad y uno de la ciudad de Rafaela.
David Colombatto, Daniel Massaceci y Leandro Walker, el próximo 28 de noviembre recibirán la ordenación diaconal permanente conferida por Mons. Pedro Torres, obispo de nuestra Diócesis.
El encuentro que fue presidido por el párroco local, Fernando Sepertino, contó también con la presencia de un diácono permanente de Ataliva, Daniel Silvestroni, casado con una sunchalense.
Los tres futuros diáconos permanentes narraron su historia, todos casados, con hijos, resaltando que en primer término tuvieron la vocación hacia el matrimonio y luego recibieron el llamado al servicio, todos resaltaron especialmente el acompañamiento brindado por sus familias , hizo lo propio Daniel Silvestroni, quien además comentó que con la esposa estaban en sintonía desde el comienzo, ya que ambos, ella en Sunchales y él en Ataliva, actuaban como catequistas, hecho que sin lugar a dudas desde el inicio fortaleció el vínculo y encaminó el apoyo irrestricto para su ordenación diaconal, hecha en plena pandemia.
El padre Fernando Sepertino ofreció una síntesis del origen y significado de la ordenación diaconal, detalles que están contenidos en un informe de prensa que a continuación se reproduce.
El origen del diaconado se encuentra en la elección de los siete hombres "de buena fama, llenos del Espíritu de Sabiduría", que nos relata el libro de los Hechos de los Apóstoles (Hch. 6, 1-6), aunque allí no se habla de diáconos, en el sentido actual del término. En los primeros siglos, se encuentran diáconos en el ejercicio de la caridad (cuidado de los enfermos, pobres y desesperanzados); luego asumen tareas en el servicio del culto y de la pastoral. Después de algunos siglos, el diaconado quedó solamente como un ministerio que recibían los que -finalmente- eran ordenados presbíteros (sacerdotes). Esta práctica se mantiene hasta hoy en el camino hacia el sacerdocio.
1.Restauración del orden diaconal
Sin embargo, a partir de los años ’60, se comenzó a crear el clima para restaurar el orden del diaconado de manera permanente, y que lo pudieran recibir también hombres casados. Y con el Concilio Vaticano II este clima se tradujo en un modo concreto para restaurarlo. El Concilio dice en uno de sus documentos: "En comunión con el Obispo y los sacerdotes, los diáconos sirven al Pueblo de Dios en la liturgia, en el ministerio de la palabra y de la caridad. Es oficio propio del diácono administrar el bautismo, reservar y distribuir la Eucaristía, asistir al matrimonio y bendecirlo en nombre de la Iglesia, leer la Sagrada Escritura a los fieles, presidir el rito de los funerales y sepultura". (Lumen Gentium 29).
2. En la actualidad
El diaconado permanente que recibirán David Colombatto, Daniel Massaceci y Leandro Walker se propone a personas que ya están ejerciendo un servicio a la comunidad eclesial; y al recibir la ordenación significa que el diaconado es un don regalado a los hombres por el Espíritu Santo, a fin de que los diáconos se identifiquen con Cristo Servidor. Por lo tanto, este ministerio no encuentra su fuente en la generosidad humana y en el deseo de ser útil a los otros, sino que tiene las raíces en la caridad que viene de Dios. La razón última del diaconado no debe ser buscada en el ejercicio externo de determinadas funciones, sino en la participación especial de la diaconía de Cristo, en la fuerza del Espíritu, a través del nuevo sacramento. Recibir el diaconado no es para “ser mejor que los demás laicos”. Son dos vocaciones diferentes dentro del contexto ministerial de la Iglesia. Pensar en el diaconado no implica despreciar la condición propia del laico, sino descubrir en ella la llamada de Dios para una u otra forma de servicio.
3. Ámbitos del ejercicio del diaconado
En el ámbito de la liturgia, el diácono preside la celebración del Bautismo y de los matrimonios, de las Exequias y otras bendiciones relacionadas con el culto. Dentro de la Eucaristía (si bien no preside la Misa) puede tomar parte en la liturgia de la Palabra (lectura del Evangelio y Homilía), y en el culto eucarístico fuera de la Misa, con la exposición y bendición con el Santísimo Sacramento. En cambio, no celebra el sacramento de la Reconciliación ni de la Unción de los Enfermos.
En el ámbito de la evangelización, todo aquello que signifique acompañar la vida y la misión de anunciar a todos la Buena Noticia, especialmente en la catequesis y otras iniciativas de evangelización.
En el ámbito de la caridad, acompaña todo lo referido a las áreas de cercanía y contención de los hermanos más vulnerables de la comunidad, tales como la Pastoral de la Salud, Cáritas, Pastoral para las Adicciones y otras iniciativas similares.
4.Conclusión
Dentro de su realidad familiar, profesional, laboral y social el Diácono contribuirá para la renovación de la vida sacramental de la Iglesia, no solo por la celebración de los sacramentos y sacramentales, sino -sobre todo- por la vivencia personal del misterio de Cristo en ellos celebrado. El llamado de Dios llega al candidato cuando ya tenía responsabilidades en la vida de familia, siendo esposo y padre; y en el ámbito laboral.
Damos gracias a Dios por este regalo para Sunchales y para la Diócesis de Rafaela, y nos comprometemos a rezar por este nuevo regalo de Dios para su pueblo. También los invitamos a participar de la celebración de la ordenación diaconal, presidida por nuestro Obispo Pedro Torres, el viernes 28 de noviembre a las 20 horas en el Templo Parroquial “San Carlos” de Sunchales.