Por REDACCIÓN
Por Andrés Henríquez
CIUDAD DEL VATICANO, 15 (ACI PRENSA).-En la mañana de hoy,15 de noviembre, el Papa León XIV recibió en audiencia a representantes del mundo del cine. En su discurso, el Santo Padre aseguró que la experiencia del cine no es mero entretenimiento, sino que es “poner la esperanza en marcha”, narrando “la aventura espiritual del ser humano” y su “anhelo por el infinito”.
Varias personalidades del mundo cinematográfico mundial saludaron al Papa León en el Palacio Apostólico del Vaticano, entre ellas la actriz australiana, doble ganadora del Oscar, Cate Blanchett y el actor estadounidense Chris Pine.
En el encuentro también participaron las italianas Mónica Bellucci, famosa por su papel de María Magdalena en La Pasión de Cristo de Mel Gibson y Maria Grazia Cucinotta, actriz de Il Postino y 007: El Mundo no basta. De igual manera, el director estadounidense, ganador del Oscar, Spike Lee.
Previo al encuentro de este sábado, el Vaticano compartió los nombres de las películas favoritas del Papa León XIV, como “La novicia rebelde” y “La vida es bella”.
Al dirigirse a estos representantes, el Papa dijo que el cine “es un arte joven, soñador y algo inquieto, a pesar de tener ya un siglo de existencia”, que se ha convertido a lo largo de los años “en una expresión del deseo de contemplar y comprender la vida, de narrar su grandeza y fragilidad, de interpretar su anhelo por el infinito”.
“Es hermoso reconocer que, cuando la linterna mágica del cine se enciende en la oscuridad, la mirada del alma se ilumina simultáneamente, porque el cine sabe combinar lo que parece mero entretenimiento con la narración de la aventura espiritual del ser humano”, señaló.
“Una de las contribuciones más valiosas del cine es precisamente la de ayudar al espectador a reencontrarse consigo mismo, a mirar con nuevos ojos la complejidad de su propia experiencia, a ver el mundo como si fuera la primera vez y a redescubrir, en este ejercicio, una parte de esa esperanza sin la cual nuestra existencia no está completa”, añadió el Santo Padre.
Además, aseguró que le reconforta pensar que el cine “no es solo imágenes en movimiento: ¡es poner la esperanza en marcha!”.
El cine como corazón de la comunidad
En su intervención, el Papa León destacó que entrar a una sala de cine “es como cruzar un umbral”, en donde —en medio de la oscuridad y el silencio— “la mirada se centra de nuevo, el corazón se deja conmover, la mente se abre a lo inimaginable”.
Para saber apreciar el arte del cine, continuó, se necesita concentración. Cada obra tiene la capacidad de conectar “con quienes buscan ligereza, pero también con quienes albergan una inquietud en el corazón, una búsqueda de significado, justicia y belleza”.
En medio de la era digital, de las pantallas siempre encendidas y del flujo de información constante, el cine trasciende esta realidad: “Es una encrucijada de deseos, recuerdos y preguntas. Es una búsqueda sensible donde la luz atraviesa la oscuridad y las palabras se encuentran con el silencio. En el desarrollo de la trama, la mirada se educa, la imaginación se expande e incluso el dolor puede encontrar sentido”.
En ese sentido, remarcó la importancia de las instituciones culturales —principalmente los cines y teatros— catalogándolas como “el corazón de nuestras comunidades” porque “contribuyen a su humanización”.
“Si una ciudad está viva, es también gracias a sus espacios culturales: debemos habitarlos, construyendo relaciones, día tras día”, dijo.
Sin embargo, advirtió que las salas de cine “están sufriendo una preocupante erosión que las está alejando de las ciudades y los barrios”. Al señalar que muchos afirman que el arte del cine está en peligro, el Papa León instó a sus representantes “a no rendirse y a cooperar para reafirmar el valor social y cultural de esta actividad”.
Apartarse de la “lógica algorítmica”
La era digital también invita a repetir “lo que funciona”, dijo el Santo Padre, pero “el arte nos abre a lo posible”.
“No todo tiene que ser inmediato ni predecible: defendamos la lentitud cuando sea necesaria, el silencio cuando hable, la diferencia cuando provoque. La belleza no es solo escapismo, sino, sobre todo, invocación”, aseguró.
“El cine, cuando es auténtico, no sólo consuela: desafía. Nombra las preguntas que habitan en nuestro interior y, a veces, incluso las lágrimas que no sabíamos que necesitábamos expresar”, agregó León XIV.
Les aseguró que la Iglesia los mira con estima, especialmente en medio del Año Jubilar. Recordando palabras de San Pablo VI, el Papa dijo a los representantes del cine que “si son amigos del verdadero arte, son nuestros amigos”. Renovando esa amistad, expresó que “el cine es un laboratorio de esperanza, un lugar donde el ser humano puede volver a mirarse a sí mismo y a su propio destino”.
“Nuestra era necesita testigos de esperanza, belleza y verdad: tú, con tu obra artística, puedes serlo. Recuperar la autenticidad de la imagen para salvaguardar y promover la dignidad humana reside en el poder del buen cine, sus creadores y protagonistas. No temas afrontar las heridas del mundo”, dijo.
“El gran cine no explota el dolor: lo acompaña, lo investiga. Esto es lo que han hecho todos los grandes directores. Dar voz a los sentimientos complejos, contradictorios y a veces oscuros que habitan el corazón humano es un acto de amor. El arte no debe huir del misterio de la fragilidad: debe escucharla, debe ser capaz de detenerse ante ella. El cine, sin ser didáctico, posee en sí mismo, en sus formas auténticamente artísticas, la capacidad de educar la mirada”, comentó.
Finalmente, impartió su bendición a la audiencia, pidiendo al Señor que bendiga “la peregrinación creativa de estos artistas”, para que sigan siendo “artesanos de la esperanza”.