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Sociales Jueves 13 de Noviembre de 2025

El Papa reivindicó el ejemplo del millonario argentino Enrique Shaw: “se puede ser empresario y santo”

Shaw nació en 1921 en el Hotel Ritz de París, en el seno de una familia de la élite argentina, pero pese a las comodidades que su origen le habría permitido, eligió un camino de entrega, humanidad y servicio hacia los demás.

Agrandar imagen El venerable Enrique Saw y el Papa León XIV.
El venerable Enrique Saw y el Papa León XIV. Crédito: Wikipedia +Daniel Ibañez/ EWTN News

Por Victoria Cardiel

CIUDAD DEL VATICANO, 13 (ACI PRENSA).-El Papa León XIV reivindicó el ejemplo del millonario argentino, Enrique Shaw, cuyo liderazgo empresarial se distinguió “por la transparencia, la capacidad de escucha y el empeño para que cada trabajador pudiera sentirse parte de un proyecto compartido”.

Shaw nació en 1921 en el Hotel Ritz de París, en el seno de una familia de la élite argentina, pero pese a las comodidades que su origen le habría permitido, eligió un camino de entrega, humanidad y servicio hacia los demás. Murió con 41 años y fue declarado venerable por el Papa Francisco en 2021. Actualmente, su proceso de beatificación se encuentra en un estado avanzado en el Vaticano.

En un mensaje a los participantes de la 31 Conferencia Industrial de Argentina, que se celebra en Buenos Aires este jueves, el Pontífice destacó que su vida muestra que “se puede ser empresario y santo” y que “la eficacia económica y la fidelidad al Evangelio no se excluyen”.

“La caridad puede penetrar incluso en las estructuras industriales y financieras”, subrayó.

León XIV enfatizó además la coherencia entre la fe y la gestión empresarial de Shaw, mostrando cómo la Doctrina Social de la Iglesia “no es una teoría abstracta ni una utopía irrealizable, sino un camino posible que transforma la vida de las personas y de las instituciones al poner a Cristo como centro de toda actividad humana”.

Promovió salarios justos e impulsó programas de formación

Durante su breve vida, Shaw promovió salarios justos, impulsó programas de formación, se preocupó por la salud de los obreros y acompañó a sus familias en sus necesidades más concretas.

El Santo Padre destacó que “no concebía la rentabilidad como un absoluto, sino como un aspecto importante para sostener una empresa humana, justa y solidaria”.

Tras recordar que en 1891, la encíclica de León XIII “Rerum Novarum” constituyó el “acto fundacional” de la Doctrina Social de la Iglesia en su forma actual, aseguró que se percibe que los escritos y decisiones de Shaw estaban inspirados en este documento papal.

“Allí se denunciaban las condiciones injustas de muchos trabajadores y se afirmaba con fuerza que ni la justicia ni la humanidad toleran la exigencia de un rendimiento tal, que el espíritu se embote por el exceso de trabajo y al mismo tiempo el cuerpo se rinda a la fatiga”, explicó el Pontífice.

La dignidad del trabajador muchas veces continúa siendo vulnerada”

De igual modo, sostuvo que estas enseñanzas, nacidas en un tiempo de profundas transformaciones industriales, “siguen teniendo una sorprendente actualidad en el mundo globalizado que habitamos, donde la dignidad del trabajador muchas veces continúa siendo vulnerada”.

El Santo Padre también recordó que Shaw también “conoció la incomprensión y la persecución profetizadas por Cristo para los que trabajan por la justicia” al constatar que fue encarcelado durante el gobierno de Juan Domingo Perón, en mayo de 1955.

“Más tarde afrontó la enfermedad, pero nunca dejó de trabajar ni de alentar a los suyos. Ofrecía el sufrimiento a Dios como acto de amor y, aún en medio del dolor, se mantenía cercano a sus obreros”, continuó el Papa.

Así lo propuso como un “modelo actual” para todos los que conforman el mundo laboral y aseveró que la santidad “debe florecer precisamente allí donde se toman decisiones que afectan la vida de miles de familias”.

“El mundo necesita con urgencia empresarios y dirigentes que, por amor a Dios y al prójimo, trabajen en favor de una economía que esté al servicio del bien común”, concluyó.

Como empresario, Shaw se destacó por ser un pionero en la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia en el mundo corporativo, adelantándose a lo que hoy se conoce como Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Ocupó puestos directivos en importantes empresas, pero su mayor legado fue la fundación de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) en 1952. A través de ACDE, buscó promover una ética empresarial basada en valores cristianos, defendiendo la dignidad del trabajador y la función social de la propiedad. Mantuvo una relación cercana y respetuosa con sus empleados, a quienes consideraba colaboradores y no meros recursos.

En 1957, la vida de Shaw dio un giro trágico cuando le diagnosticaron un cáncer agresivo e incurable. Afrontó la enfermedad con una fe inquebrantable y una serenidad ejemplar, sin abandonar sus múltiples actividades ni su apostolado. Murió el 27 de agosto de 1962.

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