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Sociales Domingo 26 de Octubre de 2025

Papa León XIV: “No es ostentando nuestros méritos como nos salvamos”

Afirmó el Pontífice asomado a la ventana de su estudio privado en la Biblioteca Apostólica.

Agrandar imagen El Papa reza el Angelus.
El Papa reza el Angelus. Crédito: Captura de pantalla de Vatican Media

Por Victoria Cardiel

CIUDAD DEL VATICANO, 26 (ACI PRENSA).-Durante el rezo del Ángelus, el Papa León XIV invitó a presentarse ante Dios “honestamente, tal como somos”, sin pretender justificar los propios méritos ni ocultar los propios errores.

“No es ostentando nuestros méritos como nos salvamos”, afirmó el Pontífice asomado a la ventana de su estudio privado en la Biblioteca Apostólica.

El Papa comentó la parábola del fariseo y el publicano, en la que Jesús enseña que no es “ocultando nuestros errores” como se obtiene la salvación, “sino presentándonos honestamente, tal como somos, ante Dios, ante nosotros mismos y ante los demás, pidiendo perdón y confiando en la gracia del Señor”.

Sobre el fariseo, León XIV explicó que “se jacta de una larga lista de méritos”. “Las buenas obras que realiza son muchas, y por eso se siente mejor que los demás, a quienes juzga con desprecio”, señaló.

Para el Papa, su actitud es claramente “presuntuosa” porque “denota una observancia exacta de la Ley, sí, pero pobre en amor, hecha de ‘haber’ y ‘tener’, de deudas y créditos, carente de misericordia”.

En contraste, añadió, Jesús nos dice que, de los dos, es precisamente el publicano “quien vuelve a casa ‘justificado’, es decir, perdonado y renovado por el encuentro con Dios”.

Así, elogió la actitud del publicano que tiene el valor y la humildad de presentarse ante Dios. “No se encierra en su mundo, no se resigna al mal que ha hecho”, comentó el Papa.

León XIV citó a san Agustín, quien “compara al fariseo con un enfermo que, por vergüenza y orgullo, oculta sus llagas al médico, y al publicano con otro que, con humildad y sabiduría, muestra al médico sus heridas, por muy feas que sean, y le pide ayuda”.

Finalmente, el Papa exhortó: “No tengamos miedo de reconocer nuestros errores, de ponerlos al descubierto asumiendo nuestra responsabilidad y confiándolos a la misericordia de Dios".

Finalmente, aseguró que el Reino de Dios "no pertenece a los soberbios, sino a los humildes, y que se cultiva, en la oración y en la vida, a través de la honestidad, el perdón y la gratitud”.

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