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Sociales Martes 7 de Octubre de 2025

Sensaciones y sentimientos: palabras words

Las palabras de uso diario del vecino del norte avanzaron sobre nuestro vocabulario de nacimiento.

Agrandar imagen la invasión de términos en inglés reemplazan a palabras de nuestro rico idioma.
la invasión de términos en inglés reemplazan a palabras de nuestro rico idioma. Crédito: Nativos.org

Por Hugo Borgna

Imaginen, lectores, la promoción mediante afiche (aclaración necesaria: un afiche es un poster) de una semana a plena tradición en San Antonio de Areco, donde podrán participar de la recreación de momentos cotidianos de la vida gaucha. Podrán actuar como don Segundo Sombra o el novicio reserito, y hasta compartir una ginebra con Juan Moreira, teniendo presente que no será buena idea desafiarlo, ni siquiera mirarlo feo. El programa incluirá una doma por visitante-turista, previo haber sido amansado el potro por gente del lugar antes del contacto con el turista.

“Semana inolvidable”, dirá el afiche invitando a siete días bien gauchos. Dirá también con grandes letras: “all inclusive”.

El vocabulario en inglés perdura diariamente, desde tiempo inmemorial, incorporando palabras, sobre todo en lo que hace al ámbito del espectáculo convirtiendo todo en una muestra atractiva y con variantes; realmente un show con múltiples escenarios.

Algunas palabras ganaron un espacio desde su ingreso, hace un largo tiempo. Ahora, comprendiendo con precisión su significado las tratamos con inclusión natural. Así ocurre con “wellcome”, “sale”, “on line”, “heavy”, “off”, “look”, “show”.

Viene al caso el ejemplo de vecinos con los que nos hemos conectado accidentalmente y terminamos siendo amigos hasta el punto de compartir confianza mutua. Las palabras de uso diario del vecino del norte avanzaron sobre nuestro vocabulario de nacimiento; junto al autoadjudicado derecho de ellos, se incorporaron nuevas vecindades, creando asimismo verbos en nuestro idioma a partir de las palabras extranjeras. De ese modo terminamos usando los resultantes ilógicos vocablos, agregados a los de aquellos vecinos que habíamos aceptado como nuestros.

Esta nueva gente dice -y en muchos casos impuso- verbos como “luquear”, “chequear”, “stressar”. Para eso, sólo se necesita tomar el nombre en inglés y agregarle terminaciones en infinitivos de nuestro propio cuño.

También hay otro grupo, el de las palabras que son primas lejanas en territorio y en “derechos”. Están y se usan, pero no se les busca traducción. Un “back up” es una copia de seguridad pero no se anima a decirlo en voz alta; un “casting” es una selección y mira desde afuera al idioma existente; un “cover” es una versión propia de un éxito de otros grupos musicales. Igual subsisten los juegos de tronos, que tanto aprecio ganaron desde la pantalla. No sufren una supuesta marginación porque no necesitan aceptación expresa del idioma existente para desarrollarse.

El ámbito del cine -que abarca principalmente el de las series- aportó “streaming”, “animé” y también “biopic”. El de la política hizo lo propio con “outsider”; el de los negocios creó el “Ceo”, y hay quienes se dicen “influencer” sin dejar en claro a quien buscan influenciar.

Posiblemente sea necesario abrir ventanas, de esas que dan a nuevos puntos cardinales, para tomar un poco de asimilación, buscando en las sombras de las raíces esa verdad consagrada que une a pesar de tanta vecindad que rodea.

No es bueno encerrarse rotundamente, tampoco adherir automáticamente a cuanto vocablo extranjero ha ingresado: es necesario conocer y valorar los orígenes, identificando cada situación nueva, atendiendo a qué palabra de idioma originario ha reemplazado.

Ciro Alegría, peruano, dice en nuestro idioma común que el mundo es ancho y ajeno.

Argentino Luna, músico conocedor de nuestra pampa, también se expresa.

“¡Mire qué lindo mi país, paisano!”

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