Por Guillermo Briggiler
En estos meses, el Gobierno nacional inició un giro fuerte en la política exportadora: empezó a bajar o directamente eliminar retenciones en el agro, la industria y la minería. En un país donde durante años se buscó “rascar” cada dólar de las exportaciones, esto representa un cambio profundo, casi un shock cultural. Pero… ¿qué significa realmente para la economía? ¿Y qué puede implicar para la vida cotidiana?
Primero lo esencial. Las retenciones son un impuesto que paga quien exporta. Cuanto más alto es, menos incentivo hay para producir, invertir y venderle al mundo. Cuanto más bajo, más ganas hay (y más margen) para hacerlo.
Por ello cuando el Gobierno baja retenciones, pasan tres cosas. Primero, el productor gana margen y produce más, ya sea un campo, una metalúrgica o una minera, la lógica es siempre la misma, si cada tonelada vendida deja más plata, se produce más.
En el agro, por ejemplo, un productor que antes perdía un 33% por exportar soja, ahora pierde 26%. Esa diferencia puede ser la línea entre sembrar más hectáreas o quedarse quieto.
La segunda cosa que ocurre es que se genera más inversión y empleo. La industria venía reclamando hace años que era irracional cobrarle retenciones a los que exportan productos con valor agregado. Cuando esas retenciones bajan o se eliminan, muchas fábricas pasan a tener posibilidades de competir afuera. Eso significa sencillamente, más trabajo, más maquinaria, más proveedores.
En minería, eliminar retenciones para la mayoría de los minerales hace que proyectos que antes no cerraban financieramente ahora sí lo hagan. Son decenas de miles de millones de dólares que pueden entrar si las reglas se mantienen.
Tercera cosa que sucede, el país recibe más dólares genuinos. La paradoja: cuando bajás un impuesto, recaudás menos por unidad, pero cuando la producción sube, terminás recaudando más por actividad. Y, sobre todo, llegan dólares privados, del que invierte, del que exporta y del que contrata servicios vinculados.
Podríamos resumir diciendo que, menos retenciones equivale a más exportaciones, más dólares y más estabilidad cambiaria.
¿Qué retenciones bajó o eliminó Milei? Acá, en forma simple, están las principales medidas tomadas:
-Agro (Decreto 38/2025 – enero). Bajadas temporales hasta junio, pero con objetivo de volverlas permanentes:
• Soja: de 33% → 26%
• Aceite y harina de soja: de 31% → 24,5%
• Maíz, sorgo y otros cereales: de 12% → 9–9,5%
• Carne vacuna y aviar: de 6,75% → 5%
• Economías regionales: eliminación para varios productos (vino, arroz, tabaco, frutihortícolas, etc.)
-Industria (Decreto 305/2025 – abril)
• Eliminación total de retenciones para 4.411 productos industriales.
• Alcance: autopartes, textiles, químicos, maquinaria, manufacturas metálicas, etc.
• Objetivo: convertir a la industria en exportadora neta y frenar la pérdida de mercados externos.
-Minería (Decreto 563/2025 – agosto)
• Eliminación total (0%) para 231 productos mineros: minerales metalíferos y no metalíferos, rocas de aplicación, piedras preciosas, combustibles mineros.
• Excepción: litio y plata, que quedaron en 4,5%.
¿Cómo impacta esto en la vida diaria? Con más actividad, que implica más empleo. Un tambero que exporta quesos, una fábrica que ahora puede competir en Brasil, una minera que reactiva un proyecto: todos necesitan gente.
Con más dólares, que significa menos sobresaltos cambiarios. Si entran dólares por exportaciones, hay menos presión sobre el tipo de cambio. Si hay menos presión, hay menos saltos. Y si hay menos saltos, hay menos inflación importada.
Pero también, más producción implica precios más estables. Cuando aumentan los volúmenes de producción, se alivian tensiones internas de precios, especialmente en alimentos.
La quita de retenciones no es magia ni hace milagros en 24 horas. Es un cambio de reglas. Y los cambios de reglas, cuando van en la dirección de premiar la producción llevan tiempo, pero generan un sendero más previsible.
En otras palabras, cuando la presión baja, la economía respira. Y cuando respira, puede caminar mejor.
#BuenaSaludFinanciera
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@GuilleBriggiler
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