Por Guillermo Briggiler
El mundo de las criptomonedas sigue expandiéndose a un ritmo vertiginoso. Tokens, stablecoins y memecoins ya forman parte del lenguaje cotidiano de quienes navegan en este nuevo ecosistema digital. La reciente polémica en torno a la memecoin $LIBRA, promocionada por el propio presidente Javier Milei y cuyo desplome generó importantes pérdidas, reavivó el debate sobre los límites, riesgos y oportunidades de este universo.
El atractivo de las criptomonedas no es casual. Su diseño descentralizado y sin intermediarios permite una mayor autonomía financiera, acceso global y transferencias inmediatas, incluso en países con sistemas bancarios inestables o fuertemente regulados. Las stablecoins, como USDT o USDC, aportan previsibilidad en economías volátiles como la argentina, funcionando como un refugio frente a la inflación o la devaluación.
Por su parte, los tokens ofrecen nuevas formas de inversión y financiamiento. A través de ellos, es posible fraccionar activos como inmuebles, obras de arte o hasta emprendimientos, permitiendo que más personas accedan a oportunidades que antes estaban reservadas para grandes inversores.
Pero no todo es oro en la criptoesfera. El caso de $LIBRA dejó al descubierto la otra cara de este mercado: la especulación desmedida y la falta de regulaciones claras. Las memecoins, tokens nacidos al calor del humor en redes sociales, pueden multiplicar su valor en minutos y desplomarse igual de rápido. Aunque algunas como Dogecoin han sobrevivido con el tiempo, la mayoría termina siendo víctima de sus propias burbujas.
Cuando una figura pública impulsa uno de estos activos, como sucedió con Milei y $LIBRA, se corre un riesgo doble: se genera una ilusión de legitimidad y se arrastra a miles de pequeños inversores a un terreno extremadamente volátil. En este caso, la capitalización de mercado alcanzó los 4.500 millones de dólares antes de colapsar, dejando damnificados y demandas legales en su estela.
Pero ¿cómo aprovechar el universo cripto sin caer en la trampa? La clave está en la educación financiera y la diversificación. El mundo cripto puede ser una herramienta poderosa, pero no es un atajo mágico para hacerse rico de la noche a la mañana. Es fundamental entender qué se está comprando. Una moneda estable no es igual que una memecoin, ni un token inmobiliario se comporta como Bitcoin. También se debe evaluar la solidez del proyecto detrás de cada criptoactivo, así como utilizar wallets seguras y plataformas confiables. Y por supuesto, no invertir más de lo que se está dispuesto a perder.
También hay oportunidades legítimas: remesas internacionales más baratas, sistemas de ahorro dolarizados, tokenización de activos productivos y economías descentralizadas que empoderan a las personas.
El universo cripto no es bueno ni malo en sí mismo. Es una herramienta, y como toda herramienta poderosa, requiere criterio, conocimiento y responsabilidad. La experiencia con $LIBRA debe servir como una advertencia, pero no como un obstáculo para seguir explorando un futuro financiero más inclusivo, transparente y descentralizado.
#BuenaSaludFinanciera
@ElcontadorB
@GuilleBriggiler
Comentarios