Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Economía Viernes 7 de Febrero de 2025

Guerra comercial entre EE.UU. y China: mientras los gigantes se pelean, Argentina trata de no ligar un codazo

Con la asunción de Trump en Estados Unidos, la economía global ingresó a una fase de inestabilidad a partir de los cambios en la política arancelaria de la Casa Blanca.

Agrandar imagen TRUMP. El presidente de Estados Unidos obliga a recalcular tanto a gobiernos como a inversores.
TRUMP. El presidente de Estados Unidos obliga a recalcular tanto a gobiernos como a inversores. Crédito: FOTO ARCHIVO

Por Guillermo Briggiler

La guerra comercial entre Estados Unidos y China vuelve a encender las alarmas en la economía global. Y cuando los gigantes pelean, los demás nos agarramos la cabeza. Con la reelección de Donald Trump en la Casa Blanca, Washington ha decidido endurecer su postura contra Pekín, aplicando nuevos aranceles a las importaciones chinas en tanto abre conflictos con sus vecinos México, Canadá e incluso con la Unión Europea por el mismo tema.

China, en respuesta, ha impuesto restricciones a productos estadounidenses y ha comenzado a jugar sus cartas con minerales estratégicos clave para la tecnología mundial, a la vez que abrió una investigación contra el todopoderoso Google por presunta violación a la ley de monopolio.

Mientras tanto, Argentina observa desde la tribuna, con un mate en una mano y una calculadora en la otra, preguntándose: ¿esto nos ayuda o nos hunde?

Aunque el enfrentamiento es entre las dos principales potencias mundiales, sus consecuencias se sienten en todo el mundo, incluida Argentina. Tanto China como Estados Unidos son socios comerciales clave para el país: en 2024, Estados Unidos representó el 8% de las exportaciones argentinas, mientras que China el 7%. Nada mal, aunque en ambos casos tenemos déficit comercial con ellos.

Si bien podría parecer que esta disputa es ajena a la realidad argentina, la historia muestra que los conflictos comerciales pueden traer oportunidades. Por ejemplo, cuando en 2018 China impuso aranceles a la soja estadounidense, Argentina logró aumentar sus ventas de este producto al gigante asiático. Sin embargo, Brasil terminó llevándose la mejor parte, como ese compañero que nunca hace nada en el trabajo grupal pero se lleva el mismo 10. Ahora, con un nuevo episodio de tensiones, la pregunta es: ¿podremos esta vez agarrar algo más que las sobras?

Los dos gigantes, que están prácticamente empatados si medimos sus Productos Brutos, solo se están mostrando los dientes, al menos por ahora, ya que en campaña el reciente asumido Donald Trump, hablaba de aplicar aranceles del 70% a determinados productos del gigante asiático, y los que estableció inicialmente alcanzan solo el 10%.

El impacto de la guerra comercial en nuestro país dependerá de varios factores. Uno de ellos es la demanda de soja y maíz, dos de los principales productos de exportación de Argentina. Si China reduce su compra de productos agrícolas a EE.UU., podría aumentar su demanda en América Latina. Pero ojo, no nos hagamos ilusiones todavía, que la competencia es feroz y Brasil ya está sacando músculo.

Por otro lado, las restricciones a minerales estratégicos que China impuso podrían generar aumentos de costos en la producción de tecnología, afectando la economía global y, con ello, la demanda de productos argentinos. Es decir, podríamos ganar con la soja, pero perder si el mundo entero se queda sin celulares y computadoras. La ley del equilibrio, versión siglo XXI.

Otro punto clave es la inestabilidad financiera. Las tensiones comerciales generan incertidumbre en los mercados, afectando los precios de los commodities. Si los precios de la soja y el maíz caen, Argentina podría ver reducidos sus ingresos por exportaciones, en un contexto donde cada dólar es clave para la recuperación económica. Además, cuando los mercados internacionales se tornan inestables, las inversiones optan por quedarse en terreno seguro y evitan las economías emergentes.

Si bien la guerra comercial abre ciertas oportunidades, aprovecharlas requiere estrategia. Argentina necesita mejorar su infraestructura y competitividad para ser una opción real en los mercados globales. En otras palabras, no alcanza con que Messi haga magia en la cancha, también hay que invertir en el equipo.

Además, la política exterior deberá jugar un rol clave para equilibrar relaciones con ambas potencias sin comprometer sus intereses. Porque si algo nos enseñó la vida es que en peleas ajenas conviene ser el amigo neutral que se lleva bien con todos y no el que termina en el medio de la gresca sin saber cómo.

En un mundo donde las disputas entre gigantes definen el rumbo de la economía, Argentina debe estar preparada para adaptarse y encontrar su lugar en este nuevo tablero global. Porque, aunque la pelea no sea nuestra, igual nos llega la piña. Y mejor estar listos para esquivarla.

#BuenaSaludFinanciera

@ElcontadorB

@GuilleBriggiler

Seguí a Diario La Opinión de Rafaela en google newa
Comentarios

Te puede interesar

Teclas de acceso