La salud de los suelos es clave para la producción agropecuaria. Sin dudas, la “tierra” es el capital más “rico” que tiene un productor. En el sector el legado es clave: dejar a los hijos mejores suelos que recibieron de sus padres. Y por supuesto, esa idea trasciende fronteras. A tal punto que una consultora especializada de Rafaela, “Agroestudio”, recibió la visita de una comitiva proveniente de Camerún, precisamente con un solo objetivo: interiorizarse del programa M.A.S (Manejo Agronómico Sustentable), una iniciativa desarrollada por ingenieros agrónomos rafaelinos con excelentes resultados, todos comprobables, en un campo de la zona.
“La vinculación entre representantes de Camerún y nosotros surgió hace dos años cuando nos tocó disertar nuestro caso en el Congreso de Aapresid”, reconoce a La Opinión Hernán Villada, uno de los fundadores de la consultora. Y agregó: “la visita se dio porque les interesó el programa de recuperación y remineralización de nuestros suelos, perfectamente trasladable a la producción de ese país”.
El trabajo colaborativo y la validación tecnológica de las prácticas agrícolas despertó el interés de los visitantes. “Mediante estas prácticas obtuvimos resultados concretos con mejoras de propiedades físicas y químicas del suelo; eso es lo justamente lo que les interesó”. Al referirse al sistema novedoso que presentan puso el foco en la incorporación de la nanotecnología en la producción agrícola.
“Compartimos la misma problemática. Es algo raro de pensar, pero un productor de Rafaela y uno de otro país como puede ser Camerún tienen en común varios desafíos y uno es la disminución de la fertilidad química, física y hasta biológica de los suelos; entonces ellos quieren, a través de nuestro asesoramiento y bajo las normas del programa M.A.S, recuperar y mantener la remineralización de sus suelos”.
CONOCIMIENTO Y EMOCIÓN
“En primer lugar debemos poner el foco en las prácticas agronómicas y en el intercambio técnico. Es muy importante que ellos estén aquí en Argentina, y en Rafaela, porque el intercambio de experiencias, tanto de prácticas agronómicas buenas, o malas a la vez, les resultará útil a la hora de proyectar el programa en su país y alcanzar mejoras”, explica Villada.
La visita de la comitiva africana viene a fortalecer el proceso de internacionalización que comenzó Agroestudio con su desembarco en Uruguay para brindar asesoría y comercializar los productos de Kioshistone, empresa con la cual mantienen una alianza estratégica y representan en buena parte del país también.
“Estamos muy emocionados y ansiosos de conocer no solamente su cultura, su manera de producir y ahora nos toca a nosotros estar visitándolos para compartir e intercambiar estas experiencias del programa M.A.S. en su producción agrícola”, concluyó. Y, como su humildad lo define, Villada destacó el aporte de todo el “team” de Agroestudio que está integrado, entre otros, por Franco Caraffini, Celeste Zenklusen y la participación estelar de Sebastián “Cachi” Gambaudo, una eminencia que ha formado a numerosos profesionales de la región.
UN CASO DE ÉXITO
En un campo demostrativo (suelo clase III, IP 73) ubicado en la zona rural de Rafaela, los profesionales de Agroestudio llevaron a cabo, en los últimos años, ensayos de fertilización a suelo y nutrición vía foliar para evaluar los portfolios completos de la línea MIST. Los números hablan por sí solos. En cuanto a soja, maíz y trigo los resultados a campo obtenidos con el protocolo de nutrición vegetal son muy destacables y con dosis de 2-3 lts/ha de MIST N- BLC y Zn (nombres comerciales) se han logrado diferencias de plus en rendimiento, con respecto al manejo tradicional, del 8% al 15%. Además, han alcanzado lo que se conoce como “caso de éxito en Rafaela”, alcanzando plus de rendimientos del 20%.
Con respecto a la fertilización química de los suelos también se registraron casos de éxito. Uno de los más recientes fue realizado en conjunto con el Ing. Agr. Sebastián Gambaudo (una eminencia en la región), con el cual se llevó a cabo un manejo responsable de nutrientes y un diagnóstico nutricional para aplicar “la fuente correcta” de nanopartículas, en la “dosis adecuada” (3 lts/ha MIST TPS) en el “momento oportuno” (previo a la siembra) y en la “forma óptima” (pulverización terrestre).
“Con estos cuatro requisitos de la fertilización (fuente, momento, dosis, forma) logramos mejorar significativamente la Capacidad de Intercambio Catiónico, pH, relación Ca/Mg, aumentando así la disponibilidad de algunos nutrientes como fósforo”, recalca Villada. No es un dato menor lo que plantea, teniendo en cuenta que es uno de los nutrientes más importantes y, al mismo tiempo, “más descuidado.
Con el manejo de Agroestudio, el Ph del suelo mejora de manera sustancial. Esa situación se observó marcadamente los tres primeros años del proyecto, cuando se registró un notable mejoramiento en ese aspecto. En tanto, los últimos dos años esos resultados han logrado mantenerse.
“En 2018 empezamos con un Ph de 6.35 y después de cinco años se ubicó en 6.5”, remarca Villada. “Este cambio significativo permitió una mayor disponibilidad de nutrientes en el suelo, quedando demostrada la importancia del manejo agronómico y la fertilización realizada, en este caso con sulfato de calcio y magnesio”. Y, para graficar la mejora del fósforo, debe señalarse que en el primer año del proyecto la medición era de 30.5 y unos años después fue de 41.