Por REDACCION
El tema de los fitosanitarios y las aplicaciones todavía mantiene vigencia en la ciudad. Más allá de la sanción de la ordenanza, en la sesión del 2 de diciembre, el sector productivo sigue desglosando los alcances de un proyecto que fue calificado por muchos como “moderno” o “superador”. Sin embargo, dentro de ese cinturón ecológico que plantea la norma no está tan clara la viabilidad de productos biológicos. La razón es sencilla: actualmente no existe herbicidas de esas características que permitan, por ejemplo, controlar malezas.
Sin dudas, el escenario representa un desafío para todas las partes intervinientes. Estado, sociedad y campo deberán trabajar de manera articulada para que la producción de alimentos, en tiempos de crisis extrema, no se vea afectada. El programa radial ADN Rural dialogó con Junes Thomas, Ing. Agr. y representante de la Rural de Rafaela, para conocer su visión de una normativa que plantea interrogantes.
“Desde hace años venimos difundiendo la importancia de las Buenas Prácticas Agrícolas y sosteniendo que son técnicas probadas que permiten garantizar la salud y el ambiente; nosotros valoramos la oportunidad que se abre ahora para producir en hectáreas donde antes no se podía, pero los productos biológicos todavía no están muy difundidos todavía”, reconoció la experta, que también asesoró a la agrupación “Productores Unidos Rafaela” que nuclea a quienes se encuentran en la zona del Periurbano.
En ese sentido, admitió que la ordenanza generó conformismo en el ruralismo local, teniendo en cuenta que uno de los proyectos planteaba la extensión del límite agronómico a 1.000 metros. “Nos parece bien que Rafaela haya dado un puntapié muy importante para el resto de la región, donde se trató de buscar un equilibrio para seguir produciendo alimentos sanos”, expresó. De todas maneras, advirtió: “esperemos que en 2025 tengamos la oportunidad prestarle atención a la ciencia y ver si tenemos herramientas para seguir avanzando con la agroecología y el uso de productos biológicos porque si no hay corremos el riesgo de abandono nuevamente”.
Por eso, instó a que la Comisión que se creará a partir de la ordenanza para una revisión dentro de tres años, cuente con representantes del INTA, SENASA y hasta universidades. “Sería bueno que a ellos se les pregunte si contamos o no las herramientas que establece la normativa”.
INFORMACIÓN SIN FILTRO NI SUSTENTO CIENTÍFICO
Thomas hizo hincapié, como siempre, en la necesidad de “escuchar lo que dice la ciencia y la tecnología” porque “todo lo que figura en internet no tiene avala científico”. La discusión que se generó en Rafaela se replica también en otros distritos productivos del país.
Para la profesional, el enfrentamiento ocurre porque “hay un número importante de personas que se deja llevar por información que no tiene filtro ni sustento científico”. Y agregó: “todos queremos mejoras en la cuestión ambiental, pero si la ciencia dice una cosa y hay sectores que pretenden tomar lo que dice internet o cualquier otra cosa, no se llega a conclusiones válidas”.
La ordenanza sancionada plantea una progresividad, que dista y mucho del proyecto oficialista que buscaba prohibir a toda costa. No obstante aclaró: “que haya sido aprobado el proyecto de Juntos por el Cambio, nos da la oportunidad a los productores de ir conociendo herramientas que todavía no están desarrolladas”. Al respecto, explicó: “estamos hablando de un trabajo de largo plazo, en el cual la posibilidad de seguir produciendo depende de elementos que estén al alcance del productor, algo que ahora no sucede; que se entienda, actualmente no es que no queremos, sino que no podemos”.
Por último, Thomas remarcó que uno de los grandes problemas radica en las opiniones que están signadas por el desconocimiento. “Se habla mucho pero cuando uno observa y analiza la realidad, puede ver claramente que hay un período de transición, para llegar al equilibrio ecológico, que realmente compromete la sustentabilidad económica de los sistemas”.
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