Por REDACCION
Esta semana se realizó una jornada destinada a las pasturas, que contó con la participación de técnicos y productores, para conocer algunos secretos del manejo de aquellos perennes que pueden contribuir de manera positiva al medio ambiente y los sistemas productivos. El evento fue organizado por la Agencia de Extensión Rural (AER) Castellanos en el INTA Rafaela, con la presencia de reconocidos expertos como los Ing. Agr. José Jáuregui y Juan Manuel Picco.
La modalidad de la jornada contempló dos etapas. La primera se llevó a cabo en un auditorio y estuvo a cargo de Jáuregui, que abordó temas interesantes como la “Ganadería y el carbono” y también “Pasturas por ambientes”, considerando el manejo por pastoreo.
En diálogo con el programa radial ADN Rural, el experto explicó: “debemos ver al rumiante como un potenciador del crecimiento de las pasturas y ver a las pasturas como potenciales especies que tengan capacidad de capturar carbono”. Y agregó: “a diferencia de la agricultura, una de las ventajas de las perennes es que permite acumular más cantidad de raíces y de esa manera ayudar a estabilizar y a fijar ese carbono del aire”.
Desde hace tiempo, la ganadería sufre acusaciones desde algunos sectores que la catalogan como la mayor emisora de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Sobre este punto, el ingeniero afirmó contundentemente que eso “es falso” y remarcó que la FAO estima “un 10% de emisiones de la ganadería en forma directa o indirecta”. De todas maneras, expresó: “no hay que sacarse la responsabilidad como sector de que todos somos responsables de generar alimentos cada vez más seguros, más bajos en carbono y con menor huella ambiental”.
Al referirse a otro de los temas de su exposición, Jáuregui manifestó la necesidad de contar con la mayor información posible sobre el ambiente, los desafíos productivos y la expectativa que hay sobre la pastura y, en función de eso, trabajar sobre qué especie y variedad mejor se adapta al lote. “Como regla general, muchos productores todavía no hacen análisis de suelo y es la base con la que uno arranca. Desde ese lugar uno comienza con las correcciones y cosas que necesita mejorar de su ambiente para alcanzar una pastura altamente productiva”.
Y concluyó: “también el manejo es fundamental porque podemos tener la mejor variedad y material del mercado, pero sin manejo el potencial no se va a expresar. Hay que tener a la gente capacitada y motivada para mejorar la producción y el consumo de pasto, a los fines de eficientizar los sistemas”.
RECORRIDA A CAMPO
La segunda etapa se llevó a campo y tuvo como protagonista al ingeniero Picco que contó los pormenores de un lote de alfalfa, sembrada en 2020, que está ingresando en su tercer año de producción. La particularidad que presenta es que siempre se destinó a la producción de rollos, sembrado en doble pasada en su momento, con una densidad de 8 kg, que se maneja como si con los mismo criterios que aquellos aplicados para un borde periurbano de la ciudad
“Se implantó la alfalfa con labranza convencional en hace dos años y se hizo la siembra con una doble pasada porque no intervenimos químicamente”, explicó. Según contó, el seguimiento realizado permitió captar el “punto óptimo” para efectuar el corte. En ese caso, se obtuvieron buenos rindes (medidos en rollos) teniendo en cuenta que el primer año se alcanzaron 29 rollos por hectárea y el segundo, 36.
Sin embargo, los ataques de insectos en algunos tramos de los últimos dos años obligaron a realizar antes el corte, como pasó en el primer año. “Tuvimos que hacer dos cortes por la presencia de isocas y la producción bajó al 50%”, reconoció.
“Es una alfalfa comercial, cuya producción fue muy buena cuando pudimos hacer cortes en tiempo y forma. La velocidad de rebrote también se considera buena. Estamos viendo que debiera llegar a los cuatro años en condiciones óptimas y normalmente se dice que a los cuatro años se empieza hacer alguna intersiembra con alguna gramínea para acomodar el volumen”, destacó.
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