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Rural Jueves 3 de Febrero de 2022

Por la sequía, ya se proyecta una menor oferta de ganado el año que viene

Los expertos analizaron el escenario a partir de los efectos que generó la falta de lluvias en muchas regiones ganaderas del país. ¿Cuál es el eslabón de la cadena más golpeado?

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Crédito: CAÍDA. En 2023, sostienen que la limitante de la oferta vendrá por una menor disponibilidad de hacienda para engorde.
REDACCION

Por REDACCION

Enero ha sido un mes sin precedentes. La falta de lluvias y la ola de extremo calor afectaron, sin excepción, a todo el territorio nacional. De todas maneras, el mapa actual ha pasado de una sequía uniforme en todo el territorio a mostrar excesos hídricos en una amplia zona del oeste ganadero (Buenos Aires, Sur de Córdoba, Este de La Pampa) así como en sectores del centro de Entre Ríos, e incluso en NOA, con copiosas lluvias registradas la semana pasada que, además de los anegamientos de campos, han provocados severos daños en caminos y puentes carreteros.
Desde el punto de vista climático, el cambio atmosférico que se dio en la segunda quincena de enero, habría quebrado este patrón. Sin embargo, el daño sobre las ganaderías está hecho y se verá reflejado en los meses venideros, tanto en el mediano como en el largo plazo. Esa es la visión de expertos de ROSGAN que revelaron que por “cada punto que se pierda en la preñez, sobre el actual stock de vacas, implica unos 230.000 terneros menos” Y advirtieron: “en concreto, el saldo que dejen estos servicios y pariciones 2022, recién se verá plasmado en una menor oferta de ganado en el 2023, pero la caída sin lugar a dudas es inevitable”.
No obstante, como sucede en todas las secas, muy probablemente se vea un mayor volumen de oferta en el corto plazo, a partir de la salida de los campos de más invernada liviana y más vaca flaca. Sobre esta última categoría, debe señalarse que la famosa “vaca china” aumentó sus exportaciones un 13% en tan solo un mes, precisamente luego que el Gobierno anunciara la liberación total.
Desde ROSGAN indicaron que hay probabilidades de que, a partir de febrero, las zonas más afectadas comiencen a desprenderse anticipadamente de los terneros. En ese sentido, remarcaron que febrero y marzo deberían ser los meses clave para este tipo de movimientos. “Si la zafra se da de manera anticipada, difícilmente encuentre al invernador en una posición de compra holgada; en cambio, si la salida se produce de manera más lenta, tal como se viene registrando en los últimos años, es probable que termine siendo el año del invernador. Sucede que el feedlot, tiene por delante nuevamente un año muy adverso en materia de costos de alimentación.
Hoy el feedlot, si bien ha logrado reponer más hacienda durante diciembre y durante enero siguió trabajando con buenos índices de ocupación, los números continúan siendo negativos, teniendo en cuenta que hoy el margen del feedlot se deteriora a casi $6.000 por animal engordado. “Aun a valores actuales, el precio del gordo debería corregir entre un 8% y un 10% para nivelar los números, antes de impuestos, pero bien sabemos que para un repunte en el precio también debe haber una mejora en poder de compra del ciudadano, algo poco probable en el actual contexto”, analizaron.
Si bien estacionalmente, durante la segunda mitad de febrero y comienzos de marzo, todos los años suele darse un mayor pulso de demanda, con el regreso de la gente a las ciudades, este efecto viene moderándose en los últimos años, también por cierto adelantamiento de las correcciones de precios hacia fin de año.
En definitiva, los especialistas de ROSGAN indicaron que los efectos de esta sequía muy probablemente se vean relativizados en el corto plazo dada la mayor oferta que suele generarse ante la necesidad de salida de la hacienda de los campos. “No será llamativo ver en los próximos meses, mayor oferta de vacas -favorecida por una demanda de exportación liberada- y también una oferta anticipada de terneros livianos que permitiría abastecer rápidamente el mercado interno pero que luego, inevitablemente, generará un bache de oferta más adelante”, explicaron. Cabe destacar que el impacto productivo que esto generará sobre las pariciones 2022 recién se verá plasmado en la oferta de ganado del próximo ciclo.
Por lo expuesto, es muy probable que 2022 termine dejando como saldo un menor volumen de producción de carne por animal en stock debido a la salida de invernadas más livianas y a la dificultad para terminar debidamente esos animales, mientras que el 2023, la limitante vendrá dada directamente por una menor disponibilidad de hacienda para engorde. “La combinación de ambos factores ya nos está anticipando un escenario de oferta restringida para, al menos, los próximos dos ciclos”, concluyó el informe de ROSGAN.

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