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Locales Lunes 29 de Diciembre de 2025

Especialistas anticipan un verano con pocas lluvias y muchísimo calor

El evento La Niña ya impactó en el país con registros térmicos superiores a lo normal y anticiparon un verano “playero”, con precipitaciones escasas, irregulares y localizadas, y un escenario desafiante para el sector productivo.

Agrandar imagen FENOMENO LA NIÑA. Enero y febrero sería más seco que húmedo y abundarán las altas temperaturas.
FENOMENO LA NIÑA. Enero y febrero sería más seco que húmedo y abundarán las altas temperaturas. Crédito: FOTO WEB

Este 2025 se va terminando con altas temperaturas y con algunas lluvias importantes y con él se va un año completamente atípico desde el punto de vista climático. “El invierno presentó registros inéditos de precipitaciones, que provocaron inundaciones gravísimas. Ese comportamiento se prolongó durante la primera parte de la primavera, que tuvo temperaturas promedio inferiores a las normales. Simultáneamente, en el Pacífico ecuatorial comenzaron a registrarse condiciones térmicas compatibles con la instalación de un evento La Niña”, remarcó el meteorólogo Leonardo de Benedictis.

Hasta el momento, este fenómeno oceánico se manifestó en la Argentina principalmente a través de temperaturas superiores a los valores normales, más que por una restricción severa de las precipitaciones. En ese marco, De Benedictis proyectó que los elevados registros térmicos se mantendrán durante los meses de enero y febrero.

Por su parte, el consultor Eduardo Sierra sostuvo que el evento actual no puede calificarse como una Niña severa. En consecuencia, explicó que durante el verano se esperan precipitaciones, aunque de carácter localizado y disperso, con marcada irregularidad, en un contexto general de temperaturas elevadas en gran parte del territorio argentino.

Según Sierra, se tratará de un “verano playero”, con lluvias acotadas desde fines de diciembre hasta fines de enero, período que sería el más seco. Para febrero, estimó precipitaciones acumuladas de entre 50 y 75 milímetros en amplias zonas del país, valores inferiores a las necesidades estacionales de los cultivos. Además, advirtió que durante marzo y abril no se prevé una recuperación significativa de las lluvias. No obstante, aclaró que las proyecciones meteorológicas no anticipan la conformación de extensas áreas con sequía severa, según indicó La Nación.

En este escenario, Sierra tampoco esperó rendimientos de granos gruesos por encima de las tendencias históricas. El contexto climático permitiría anticipar una cosecha nacional de desempeño bueno o muy bueno, aunque con fuertes contrastes regionales: algunas zonas se mantendrán en equilibrio inestable, mientras que otras lograrán atravesar la campaña sin mayores inconvenientes.

Al analizar la situación de las principales regiones productivas, el consultor señaló que el área occidental del país -que comprende La Pampa, San Luis y Córdoba- se encontraba ajustada en términos de disponibilidad de humedad, con riesgo de que los rendimientos de los granos gruesos se vean afectados si no se registran precipitaciones cercanas a los 100 milímetros en el corto plazo.

TEMPERATURA Y LLUVIAS PARA ENERO Y FEBRERO

Según el pronóstico del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) para enero y febrero, las condiciones climáticas no generarían grandes sobresaltos para los veraneantes, aunque sí se observaron contrastes marcados entre distintas regiones del país.

En Entre Ríos, el organismo anticipó una mayor probabilidad de temperaturas medias superiores a las normales, con valores que oscilan entre el 40% y el 45%, lo que permite prever un verano más caluroso de lo habitual en la región.

En cuanto a las precipitaciones, el informe señaló un escenario por debajo de la normalidad en gran parte del Litoral, con especial impacto en Entre Ríos. Esto implica la posibilidad de lluvias inferiores a los promedios históricos durante la temporada alta.

Por último, en los balnearios de la provincia de Buenos Aires también se proyectan temperaturas levemente superiores al promedio. La probabilidad de registros térmicos por encima de lo normal se ubica entre el 40% y el 45%, dentro de la categoría más baja de anomalía cálida.

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