Notas de Opinión

Gestos de Francisco que aliviaron a Macri

Un Papa más cálido, abierto y sonriente. Esas condiciones que

habían brillado por su ausencia en la reunión de febrero pasado le

permitieron mostrar a Mauricio Macri un vínculo cordial con un

orfebre de la gestualidad como Francisco.

Aquel Bergoglio frío y distante se había convertido en un

incordio para el Presidente en el primer tramo de Gobierno, sobre

todo en momentos en que su política económica no mostraba -y sigue

sin hacerlo- los resultados prometidos.

Después del cara a cara, Macri buscó exhibir que el jefe de la

Iglesia Católica no está en su contra. Transmitió, con palabras

medidas, que junto al Papa comparten preocupaciones sobre

problemas de la Argentina como la pobreza y el narcotráfico. "Le

pedí sus opiniones, me dijo fuerza y para adelante", resumió.


Francisco sigue siendo un Papa enfrentado con las políticas

neoliberales y su cercanía con las ideas y figuras del peronismo

se mantiene inalterable, pero también quiere despejar esa imagen

de intromisión en la política de su país que había proyectado.


En esa línea de pensamiento se inscribe su decisión de no

visitar a la Argentina en el 2017 electoral, pese a que sus

colaboradores lo habían confirmado previamente. Todavía no volvió

desde que fue ungido Papa y su regreso podría quedar opacado con

candidatos tironeando de la sotana.


SATISFACCION MACRISTA

Integrantes de la delegación presidencial no ocultaron ante

este columnista su satisfacción tras el encuentro de una hora en

el estudio del Aula Paulo VI del Vaticano. "Larga charla", se

preocupó por destacar Macri en contraposición con los 22 minutos

de la primera reunión. Las fotos de la familia con la pequeña

Antonia delante del Pontífice ayudaron a exhibir afecto.

Los visitantes dijeron que esa es la relación que unió siempre

a Macri y Bergoglio pero en verdad había ansiedad en la antesala

al nuevo encuentro.

Al cabo recibieron con alivio la confirmación

visual de que no hay tensiones o que ya no están en superficie.

Ese extremo cuidado por los gestos y las interpretaciones hizo

que se tomaran mayores recaudos con la prensa que en anteriores

visitas presidenciales al Papa. No hubo acceso para fotógrafos y

el propio Macri se trasladó para dar una conferencia, seguramente

para revisar los términos de sus declaraciones.


Desde hace varios meses, cuando quedó confirmado que Macri

tendría su revancha con el Papa gracias a la canonización del cura

Brochero, primer santo ciento por ciento argentino, los

preparativos oficiales fueron realizados con pulso de cirujano.

El diario vaticano L'Osservatore romano fue el encargado de

tomar y distribuir las fotos. Pero solo publicó una de la familia

y el anfitrión sonrientes. Luego Presidencia distribuyó un video y

otra imagen con el mismo mensaje visual.

En el Vaticano precisaron que se trató de un encuentro de

carácter "privado" y no oficial. En este último caso, que requiere

una reunión también con el Secretario de Estado, la Santa Sede

distribuye un comunicado y fotos.

De todos modos, pareció una decisión papal para recortar

reacciones ampulosas. Sigue habiendo diferencias con aquellas

fotos de complicidad con Cristina Kirchner.

Los responsables argentinos de la publicación dijeron

inicialmente que iban a difundir una galería y que la demora

inicial se debió a que los fotógrafos oficiales fueron a cubrir

otro encuentro del Papa con jubilados. Pero después comunicaron

que esa sería la única imagen vaticana de la reunión.

Está claro que el nuevo punto de partida sirve más a Macri que

a Bergoglio, pero el Presidente también tuvo gestos hacia el

pontífice al reconocerlo como "un líder moral".

Se sabe que Macri desde hace ya varios años recurrió a una

espiritualidad alternativa para afrontar la rudeza del poder.

Yoga, reiki, meditación, budismo, armonizadora y Ravi Shankar son

algunas de las palabras que conforman su glosario espiritual.

"Quería saber sus opiniones. Siempre ha sido un guía moral

para mí. Eso la hizo más larga. Fue muy útil", concedió ahora el

Presidente en la conferencia de prensa brindada en la Embajada de

la Argentina ante la Santa Sede.


EXPECTATIVAS

Y REALIDADES

Antes de partir hacia el Vaticano, el Gobierno desbarató el

paro de la CGT con el anuncio de bonos para jubilados y

desocupados y una exención limitada del impuesto a las ganancias.

También convocó a una mesa de diálogo tripartita para discutir, en

primera instancia, una recomposición para trabajadores del sector

privado, pero con una agenda de reformas detrás.

Cerca de Macri dicen que la Iglesia fue clave para que el

movimiento obrero desactivara el paro y tomara parte de la mesa

del "Encuentro para la producción y el trabajo", cuyo primer capítulo se escribirá mañana.

Macri también había pasado por el Coloquio de Idea en Mar del

Plata. Allí volvió a recibir un espaldarazo discursivo del

establishment, pero reclamó mayor compromiso a sus interlocutores para apuntalar su plan económico.

Pese a que la inflación volvió a mostrar un número acorde con

las expectativas del Gobierno (1,1% en septiembre, pero sin la

aplicación plena de los reajustes tarifarios) la marcha de la

economía sigue en deuda a la espera de tiempos mejores.


Casi 120 mil empleos del sector privado registrado se perdieron

en el primer semestre del año, más de 6 mil compañías cerraron sus

puertas y los salarios tuvieron una caída en el poder adquisitivo

de casi 10 puntos porcentuales, según datos oficiales del Indec

basados en las cifras del Sistema Integrado Previsional Argentino

(SIPA).


Autor: Gabriel Profiti

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