La Ciudad Autónoma de Buenos Aires decidió volver a mirar al automovilismo internacional sin complejos. A partir de un plan de modernización del autódromo "Oscar y Juan Gálvez", que incluye la infraestructura, seguridad y rediseño integral del circuito, se avanza no solamente en una obra puntual, sino en una estrategia de posicionamiento a largo plazo. En ese contexto, el Mundial de Resistencia aparece ahora como una oportunidad concreta y realista.
La expansión global del WEC, impulsada por el éxito del reglamento Hypercar y por una grilla cada vez más atractiva, tanto para fabricantes como pilotos, encaja con el momento que atraviesa el escenario porteño.
“Empezamos hace un mes y medio las negociaciones con el WEC”, confirmó Fabián Turnes, secretario de Deportes de la Ciudad, en diálogo con el programa Recta Principal.
Si la operación llega a buen puerto, no se tratará de una novedad sino de un regreso con memoria. Buenos Aires fue una de las plazas históricas de la resistencia mundial cuando aún se denominaba Campeonato Mundial de Sport Prototipos. Entre los años 1954 y 1972, ese trazado albergó nueve ediciones de los legendarios 1.000 Kilómetros de Buenos Aires.
La historia grande empezó en 1954, con la victoria de Giuseppe Farina y Humberto Maglioli sobre una Ferrari. Un año más tarde, llegó el primer triunfo argentino con Enrique Sáenz-Valiente y José María Ibáñez. El último capítulo se escribió en la temporada 1972, cuando Ronnie Peterson y Tim Schenken se impusieron con una Ferrari 312PB.
El interés por el WEC no es casual. El campeonato atraviesa una etapa de crecimiento sostenido, con fabricantes de gran peso, carreras icónicas y una narrativa deportiva que volvió a seducir al público.
Para nuestro país, además, hay un valor simbólico reciente: la presencia de pilotos nacionales en la categoría, como José María López y Nicolás Varrone, reforzó el vínculo emocional con la resistencia moderna.
La actualización del icónico autódromo apunta justamente a cumplir con los estándares que hoy exige el WEC: seguridad, boxes, paddock, zonas de hospitalidad y un diseño de pista compatible con autos Hypercar y GT3.
Para la Ciudad de Buenos Aires, el WEC no es un fin en sí mismo, sino una pieza dentro de un plan más ambicioso: MotoGP en 2027, WEC en el corto o mediano plazo, dejando para una segunda etapa el posible regreso de a F1. (Fuente: Automundo).