El programa municipal, que forma parte de la Red de Infancias, se ha convertido en una iniciativa clave para promover derechos y generar espacios de escucha y acompañamiento para niños, niñas y adolescentes.
Su origen se remonta a los primeros meses de la pandemia, cuando las medidas de aislamiento afectaron de manera particular a las infancias. En ese contexto, distintas áreas municipales comenzaron a trabajar en conjunto para crear un dispositivo que permitiera acercarse a los chicos, conocer cómo estaban y sostener espacios de encuentro dentro de lo permitido.
Fabiana Ciabattari, integrante del servicio Red de Infancias, recordó aquellos inicios: «Cuando se declaró la pandemia, distintas secretarías ligadas a la temática nos juntamos para ver qué podíamos hacer para ir hacia los chicos y saber cómo estaban».
La experiencia evidenció rápidamente una necesidad: «Descubrimos que los chicos no tenían otras actividades más allá de las obligatorias. Entonces empezamos a pensar estos espacios Pido Gancho, hechos desde y con las infancias, en sus lugares, en sus comunidades», explicó.
Desde entonces, el programa se consolidó en distintos barrios de la ciudad, brindando un entorno donde niñas, niños y adolescentes pueden expresarse, opinar, crear y fortalecer vínculos como verdaderos sujetos de derecho. A lo largo de estos cinco años, más de 120 chicos y chicas participaron de los encuentros, que pusieron en valor la importancia del bienestar emocional, el juego, la creatividad y la construcción colectiva.
Testimonio
Leila, vecina del barrio Martín Fierro, compartió su experiencia personal: «Pido Gancho se inició en mi casa con chicos muy chiquitos que hoy, viéndolos, no puedo creer cómo se han desarrollado. El programa es todo para mí».
Con cinco años de trayectoria, Pido Gancho reafirma su rol como un dispositivo articulador dentro de la Red de Infancias, sosteniendo espacios de cercanía, identidad comunitaria y participación real de las infancias y adolescencias de Rafaela
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