Por REDACCION
Se terminó la espera; hay misterios que se revelarán dos horas después que el polaco Szymon Marciniak, decrete el final del primer capítulo aquí en Moscú. Otros irán encontrando su espacio con el correr de los partidos de la fase de grupo, ya que no ha sido posible detectarle al equipo argentino su filialidad, en todos estos meses de preparación.
Jorge Sampaoli ha preferido dejar en la conferencia de ayer, más que conceptos, arengas y palancas emocionales, intentado instalarse en la misma vereda que “los 40 millones de argentinos”; una señal que se corresponde con las necesidades de este tiempo.
Este ha sido un ciclo que serpenteó lo absurdo, ahora busca ese consenso indispensable para sobresalir y los hinchas argentinos, más de 20.000 que coparan el estadio del Spartak y tantos otros diseminados por toda la geografía de nuestro país, también empujarán del carro para que el trayecto en este mundial, no sea tan irregular.
¿Depende solo de esa empatía? Claro que no, sobran razones para exigirle a este plantel un rendimiento acorde a los antecedentes que individualmente, cada uno trajo como mérito para calzarse la casaca del bicampeón y procurar una consagración que sigue siendo, tan perezosa como injusta para con algunos de los históricos de este tiempo.
Las emociones nunca deben pronosticarse en este tipo de competencias, no siempre están ligadas a la experiencia de los atletas y tampoco a la jerarquía, son fluctuantes, caprichosas y si bien, la Selección Argentina, ha peregrinado por el mundo con apellidos ilustres desde el temperamento y la fibra para jugar situaciones deportivas límites, también, ha tenido que acarrear con muchos fracasos a pesar del talento natural de las diferentes camadas que representaron a nuestro fútbol.
En consecuencia parado en el umbral del debut mundialista, aspiro a que el hambre de gloria que este grupo todavía no ha saciado, se imponga por sobre la lógica que señala que los caminos recorridos en la preparación, no han sido los adecuados y regidos por ciertas irregularidades que suelen tener un alto precio, en estas circunstancias.
Argentina saldrá a escena con el peso de un protagonismo que le cargan todos y que además, con el propio Lionel Messi a la cabeza, trepa al rango de candidato. Esta preferencia no resulta cómoda para un equipo que tiene más de enigma que de certeza; la falta de juego y los escasos partidos de referencia en el último semestre, los profundiza, dejando una sensación ambigua en los simpatizantes que claro está, cuando el himno se haga pogo al Norte de Moscú, nada podrá arrancarle la ilusión que todo aquello que parece haber dañado ese tejido competitivo, se convierta en una actuación que alivie y se convierta en un testimonio de fe. Estamos todos listos para entregarnos a una pasión que no tiene límites, tampoco, demasiado explicación.
“TENEMOS AL MEJOR”
Nos encontramos con un viejo amigo para hablar de fútbol, siempre es muy grato escuchar a Enrique 'Quique' Wolf, integrante del plantel que disputó el mundial de Alemania en 1974 y que jugara dos temporadas en el Real Madrid entre 1977 y 79, años en los que La Casa Blanca, levantara dos copas de Liga y una Copa del Rey. Desde hace muchos años se ha convertido en una de las figuras de la cadena ESPN y tiene como pocos, la autoridad, por todo ese bagaje, para opinar del tema. “Nosotros venimos de perder la final del último Mundial, a este equipo se lo ha castigado mucho a pesar que salir segundo es un privilegio mayúsculo, la mayoría de la selecciones firmarían hoy llegar a la final de un torneo como este, aún perdiéndola, pero para nosotros es nada”. “Ahora comienza otra historia. Va a intentar tener revancha, realmente deseo que las cosas le salgan bien, es evidente que no llega bien, todavía no sabemos que estilo tendrá la propuesta, recién lo vamos a ver en el partido ante Islandia ya que no se pudo jugar el amistoso frente a Israel y ante la lesión de Lanzini, el técnico demoró 48 horas para confirmar su reemplazo (algo que me pareció bastante extraño), lo que habla de cierta incertidumbre. Ojalá que el equipo interprete claramente lo que debe hacer y que no nos compliquemos; es decir, tenemos al mejor jugador del mundo y si sus compañeros hacen lo del Barcelona, que se la dan a Messi para que genere, entonces, nos va a ir bien”.
La charla fluyó también por algunas anécdotas de sus tiempos como futbolista de elite y esta etapa como periodista deportivo, por donde uno lo busque, encuentra material nutritivo para atesorarlo. La cuenta regresiva ya no tiene mucho más para decir, Cristiano Ronaldo ayer se mostró desafiante e imparable con Portugal, ahora le toca a Messi.
Periodista acreditado para LA OPINION
Rusia 2018
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