Por Miguel Kilibarda (*)
Cada tanto se pone de moda hablar de la necesidad de reformar la Constitución Provincial. Las razones que se invocan son distintas, pero repetidas. Algunas meramente cronológicas: que tiene más de 50 años. Otras de contenido: que hay que adecuarla a los "nuevos tiempos" y sobre todo ponerla "a tono" con las reformas de 1994 a la Constitución Nacional. A nosotros nos parece que las razones son otras. Y no se dicen.
Tildarla de "vieja" porque lleva ya 50 años de existencia carece de sentido lógico. Las constituciones, como los monumentos, cuando más antiguos resultan más respetables. La Constitución es un instrumento jurídico-político fundacional. No tiene "fecha de vencimiento" a medida de los "antojos o conveniencias" del gobierno de turno.
Uno que sabía mucho de constitucionalismo, -Juan Bautista Alberdi- decía: "El principal medio de afianzar el respeto de la Constitución es el evitar en todo lo posible sus reformas"
La otra "muletilla" que se repite es que deben incorporarse al texto local los "nuevos derechos" que figuran en la Constitución Nacional. Pero cabe preguntarse: acaso los santafesinos no somos argentinos? Esos derechos no rigen para todos los habitantes de la Nación?
Pero además, aún con las reformas de 1994, la Constitución Nacional en materia de derechos y garantías sigue siendo más antigua que la santafesina.
Como "paradigma" nuestra Constitución propone "impulsar el desarrollo económico bajo el signo de la justicia social, afirmar la vigencia del federalismo y del régimen municipal", objetivos sobre los cuales guarda silencio la carta nacional. Además declara "directamente operativos" los derechos fundamentales de libertad y sus garantías e impone deberes del individuo hacia la comunidad. La salud, el trabajo, la educación, la cooperación y la familia merecen concreto tratamiento y protección. El ahorro, el medio ambiente, la flora y fauna autóctonas están contemplados como deberes del Estado.
Otra de las "razones" invocadas es la reelección del Gobernador. Creemos que es un verdadero acierto que no esté contemplado. Otro, que sabía mucho de política, -Juan Domingo Perón- decía sobre el tema reelección : "Mi opinión es contraria a tal reforma, y creo que la prescripción existente es una de las más sabias y prudentes de cuantas establece nuestra Carta Magna".
Otras de las cuestiones "traídas a cuento" son las "autonomías municipales", régimen "unicameral o bicameral", "sistema electoral", etc. etc. Simplemente decimos: no hay ninguna norma que impida legislar sobre las autonomías. Y si la hubiera el artículo 123 de la Constitución Nacional rige para toda la Nación Argentina. En nuestra legislatura hay numerosos proyectos sobre autonomía municipal, que "duermen" el sueño eterno. En cuanto al sistema parlamentario y la distribución de las bancas decimos: si no fuera por el sistema vigente más de la mitad del territorio provincial carecería de representación parlamentaria, ya que carece de representación en la Cámara de Diputados donde más del 60% son legisladores de Rosario y Santa Fe. Hasta 1962 las minorías legislativas eran prácticamente inexistentes en la Provincia. Bueno es recordar que la soberanía se integra no sólo con población, sino también con territorio.
Podríamos extendernos sobre todos y cada una de los motivos que se aducen para reformar la Constitución, pero llegaríamos a la misma conclusión. No existe una exigencia de la sociedad para la reforma constitucional. Sino que la dirigencia política ante el fracaso de la gestión busca culpables. Al principio de los mandatos siempre la culpa la tiene el anterior, pero pasados varios años hay que echar mano a otro culpable. Más villas miseria, más droga, más corrupción, más inseguridad, mas asesinatos, más robos. Pareciera que no tiene nada que ver el gobierno y la política.
(*) Presidente del MID de la Provincia de Santa Fe.
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