Por Roberto Actis
El verano, y mucho más de vacaciones en algún lugar alejado de la cotidiana realidad que nos invade durante el resto del año, suele transformarse en una ocasión más que favorable para la lectura. Y con mayor razón cuando se trata de un texto que, aunque sustentado en la realidad de los hechos, tiene una característica novelesca, el cual, como si esos ingredientes fuesen todavía poco, tiene un capítulo completo con acontecimientos que se desarrollaron en Angélica y Rafaela. Más que suficientes entonces para que las 384 páginas de "Operación Primicia" (El ataque de Montoneros que provocó el golpe de 1976), las consumiésemos en apenas dos jornadas de lectura, es cierto, de varias horas cada una. Pero cuando un libro atrapa, la cuestión es así, no suele permitir intervalos demasiado prolongados.
Recordemos un poco, pues fue un tema tratado en detalle por este Diario y que no sólo conmocionó a nuestra comunidad y la región, sino también al país entero. Fue el domingo 5 de octubre de 1975, cuando un grupo de montoneros llevaron a cabo la denominada justamente "Operación primicia", atacando el Regimiento de Monte 29 de Formosa, con lo cual se buscaba quedarse con armas del Ejército, pero mucho más que eso inflingirle una derrota humillante a la que consideraban una fuerza decadente, inmoral y corrupta. En el operativo murieron 14 conscriptos, lo cual significó que la población se volviera decididamente en contra de los subversivos. En pocas palabras, y así lo admitieron luego los líderes de la organización, el tiro les salió por la culata.
Pero claro, ¿qué tuvo que ver todo esto con Rafaela y más aún Angélica? Pues que la huída de los subversivos de Formosa fue en un avión de Aerolíneas Argentinas que hacía el vuelo regular hacia allí, y que tras ser secuestrado en el aeropuerto, fue usado para escapar con aterrizaje en un campo de Boll en el distrito de Angélica, al lado de la ruta 34, donde fue marcada una larga recta con lienzos blancos y el enorme aparato -que era uno de los más nuevos de la flota y había sido comprado poco antes en 8 millones de dólares, el cual ya no existe más pues fue destruido en un incendio-, logrando la pericia del piloto Diego Bakas depositar la aeronave sana y salva, usando incluso el tren de aterrizaje, que terminó semihundido en el campo vecino. Allí aguardaban más de una decena de vehículos, en el cual huyeron los integrantes del grupo que comandaba Raúl Yaguer, quien era cuarto en la cúpula de mando de la "orga" luego de Mario Firmenich, Aníbal Ponti y Roberto Quieto.
Como el grupo de operaciones había sufrido 13 bajas en el ataque, la planificación del escape una vez que abandonaron el avión de AA no fue todo lo prolija como se diagramó, ya que algunos vehículos que esperaban se quedaron sin ocupantes.
El séptimo capítulo de este valioso trabajo de investigación periodística de Ceferino Reato, el autor, quien es además editor jefe de "Perfil", se llama "Una fuga de película", conteniendo todo lo relacionado con el escape desde Formosa al campo de Boll, lo cual fue en realidad dramático y con alternativas que se narran con mucha prolijidad. Incluso, el 26 de septiembre se había realizado un "vuelo de chequeo".
Antes de aterrizar el Boeing "tuvo que dar varias vueltas alertando a los pobladores de Susana y Angélica", cuenta entre los pormenores que fueron recabados también desde la publicación "Evita montonera". Se cuenta también como dos jóvenes montoneros debieron ellos mismos arrear de a caballo las vacas del campo de los hermanos Boll, pues el puestero Orellano se negó a hacerlo, con la temeridad que suele dar el vino, que por ese entonces había bebido con exceso.
Ya en el capítulo décimo "Ni justicia", se cuenta sobre el botín que los montoneros habían logrado en Formosa, consistente en armas y explosivos.
El 15 de octubre fue allanada una modesta vivienda en las afueras de Lehmann, -donde vivía el encargado de un horno de ladrillos-, ubicándose un pozo de dos metros de profundidad, hallándose en el interior de una caja metálica 6 FAL, un FAP, pistolas, cargadores y municiones. Ese hombre, luego de conocido trabajo social en nuestra ciudad y hoy fallecido, pasó casi 7 años en la cárcel.
Obviamos, por cuestiones de espacio, muchísimos detalles, quedando todo en un somero repaso sobre un libro recomendable, si es que se tiene interés por conocer cosas de nuestro pasado contemporáneo, y que, aunque pasaron aquí mismo, no fueron ni se pudieron en su momento, difundir debidamente. Recordamos que en octubre de 2005, al cumplirse 30 años de ese hecho, este Diario publicó un par de notas muy documentadas, incluso con declaraciones de algunos protagonistas.
¿Cómo se sacó el avión? pues se armó una pista de 700 metros con pequeños cuadrados de acero que se fueron incrustando unos a otros, y una vez alivianado el aparato todo lo posible, logró levantar vuelo y retornar a Ezeiza. Habían pasado 15 días.
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