Por Fernando Ramírez
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, tenía hace apenas un mes el “boleto picado” en el Gobierno, pero la pelea a muerte entre Karina Milei y Santiago Caputo lo posicionó como nuevo integrante de la nueva “mesa chica” y el mediador -por eso ahora le dicen “El Equilibrista”- entre ambos pesos pesado de la Casa Rosada.
La situación de Francos era tal -estaba con un pie afuera de la Rosada- que el vocero presidencial Manuel Adorni (legislador electo por la Ciudad de Buenos Aires) dejaba trascender a través de la prensa libertaria que picaba en punta para sucederlo en diciembre próximo.
Pero Francos ahora es integrante de la “mesa chica” del Gobierno, a instancias del presidente Javier Milei, quien urgido por la necesidad de encontrar un mediador y la escasez de recursos humanos de la que adolece, le dio el rol de intermediario.
Por supuesto que el jefe de Gabinete es un intercesor entre Karina y Caputo, pero tiene siempre su favoritismo y corazoncito por la hermana presidencial.
La elección como mediador de “El Equilibrista” se desencadenó en julio pasado, cuando estalló la interna entre la hermana presidencial y Caputo, enfrentados por el armado electoral en la provincia de Buenos Aires y algunas otras rencillas.
Milei le dio la hegemonía en el diseño electoral a Karina e hizo a un lado a Caputo, quien fue “pasado a cuarteles de invierno” por entrometerse con su hermana y sus alfiles operadores –“Los intocables”- Martín y Lule Menem.
Hasta ahí Santiago Caputo había sido el virtual jefe de Gabinete, un todopoderoso que mandaba a ministros, encabezaba negociaciones con el Congreso, la CGT y jefes políticos.
Tan es así que en una entrevista Milei blanqueó ese poder omnímodo de Caputo, y Francos, enojado, salió al cruce: “El jefe de Gabinete soy yo y Santiago Caputo no tiene firma ejecutiva”.
A partir de ahí, Francos asumió un rol diario que venía teniendo, pero esporádicamente: el de justificador serial del Gobierno, el exégeta de la visión presidencial sobre los temas urticantes en el día a día.
La política es tan dinámica que las raudas apariciones diarias de “El Equilibrista” empezaron a apagar la voz del vocero Adorni, quien ahora sólo ofrece una conferencia de prensa semanal.
Es que inesperadamente Milei y su hermana han encontrado en Francos a un justificador serial mejor que lo venía haciendo Adorni, pues a su criterio lo hace con “moderación, eficiencia y sin pelearse con nadie”.
Por caso, el jueves, tras otra jornada legislativa negra para la administración libertaria, Francos la explicó de forma singular: “La semana pasada nos habían goleado. Ayer estuve haciendo uso del teléfono toda la tarde y al final sacamos un empate, porque le evitamos al ministro de Economía un gasto que no podíamos afrontar”.
“El Equilibrista” hacía mención a que la Cámara baja rechazó el veto de asistencia al área de discapacidad, pero no logró los dos tercios la recomposición a los jubilados.
Al hablar en del Council of the Americas, en la Ciudad de Buenos Aires, Francos hizo exégesis del pensamiento de Milei en estos tiempos tormentosos: “A veces el presidente comenta: ‘Me dicen que soy cruel. Y en realidad, yo debo ser el presidente menos cruel que ha tenido la Argentina, porque me estoy fijando en el futuro de los argentinos, en el de los jóvenes y de quienes tienen que desarrollarse y vivir en este país’”.
Por eso, Francos no solo recibió en los pasillos de la Casa Rosada el apodo de “El Equilibrista”, sino también el de “El Diplomático”, por su argucia dialéctica para negociar con los gobernadores y otros sectores políticos.
El funcionario había desempeñado un papel gravitante en la campaña presidencial de 2023, por su experiencia y trayectoria en un equipo que carecía de olisqueo político.
Por eso, el 10 de diciembre asumió como ministro del Interior del Gobierno de La Libertad Avanza, hasta que el tres de junio del año pasado Milei echó al jefe de Gabinete Nicolás Posse y lo designó en su lugar.
Claro que el ingreso a la Jefatura de Gabinete se vio menoscabado por Karina Milei, quien ocupó su oficina del primer piso y lo dejó a él en donde estaba, en la planta baja de la cartera de Interior. (El Parlamentario)
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