Por Roberto Actis
Cuando se lo ve y escucha a Moreno, con desopilantes salidas, más sus actitudes agresivas y patoteras, en una clarísima demostración de la intolerancia que imperó durante más de una década, casi espontáneamente surge la pregunta ¿este sujeto fue el que tuvo tanto poder y manejó la economía de la Argentina? ¿Estuvimos tanto tiempo sometidos a sus decisiones? La respuesta salta como un resorte, pues las consecuencias están a la vista de todos, en condiciones lamentables, donde la mezcla entre lo recibido y la impericia demostrada por quienes vinieron a procurar soluciones, es lo más parecido a un polvorín. Al cual, unos con módica experiencia se esfuerzan por desactivarlo, mientras otros hacen lo posible para que estalle.
De cualquier manera, estas apariciones del ex secretario Moreno, las propuestas de Kicillof para salir de la crisis que él mismo contribuyó -y mucho- a generar, las insolentes y groseras posturas de Hebe de Bonafini negando a la justicia, las invariablemente desubicadas salidas de Aníbal Fernández, y por sobre todo la continuidad del relato que sigue haciendo la ex presidenta Cristina Kirchner ignorando la realidad, recordando a cada momento lo bien que estaba el país en diciembre y lo sumido en ruinas que está ahora, en cierta forma son una especie de ayuda-memoria para una recorrida en la búsqueda de explicaciones sobre las razones por las que se llegó a la actual situación. Y de paso, aunque no lo devela, también sirve para suponer ¿qué hubiese pasado si ganaba Daniel Scioli? ¿Seríamos Venezuela? Cada uno puede imaginar la respuesta.
Algo sobre lo que hay mucho nivel de coincidencia es que toda esta clase de groserías públicas por parte de exponentes del gobierno anterior, contribuyen a sostener al gobierno de Macri por el mal momento que atraviesa. De ninguna manera ayuda en la solución de problemas, pero en cambio sirve para tenernos actualizados y en alerta sobre lo que nos espera de darse la remota chance de algún regreso.
En tanto, aún sin ser absoluto, se advierte un giro en el gobierno de Macri, pues viene asumiendo como suyos algunos posicionamientos de muy claro aroma populista. El serio error cometido con las tarifas, puede haber sido una razón más que fuerte para impulsar ese cambio, que sin ser todavía notable, se orienta en ese sentido con ciertas medidas y anuncios que se vienen haciendo, todos ellos sostenidos por una enorme expansión del gasto público, con mayor emisión y endeudamiento, lo que casi vale a renunciar a la lucha contra la inflación -que es cierto se está desacelerando, pero sólo por baja del consumo-, como así también espantando inversiones en lugar de atraerlas. Dos rumbos diferentes a la vez en economía no son posibles, y eso parece ser lo que está ocurriendo.
¿Y la justicia? Está mas acelerada, es verdad, pero tal vez no yendo en la dirección indicada, siendo observado cada paso con una lupa para tratar de desentrañar si es dado para sancionar a los culpables o para protegerlos. Algo que está claro, es que con muchos de estos jueces no puede aspirarse a tener una justicia proba, eficiente y garantizadora del futuro, existiendo casos de un mismo magistrado que ahora investiga y actúa de una manera, cuando unos años atrás ante los mismos acusados y los mismos delitos, se mostraba distraído y distante, dejando pasar el tiempo y desechando pruebas contundentes. Además, existiendo entre ellos, algunos que no tienen manera alguna de justificar sus patrimonios, con revelaciones periodísticas que provocan escalofríos, con fortunas que poco tienen que envidiarle a los jeques árabes que recibían su peso en oro de parte de sus súbditos. El caso del camarista Freiler, de quien esta semana hubo revelaciones sobre sus riquezas y lujos asiáticos, es muy representativo, aunque dicen que es sólo la punta del iceberg.
Y por si falta algo para intentar un poco de claridad en todo este pasado lleno de oscuridad, el caso de la muerte del fiscal Nisman parece estar encaminado a la reapertura -a pesar de la negativa de Rafecas que lo mandó al archivo, juez extrañamente elogiado por Bonafini, haciendo gala de aquello de Dios los cría...-, donde la ex presidenta Kirchner estaría muy comprometida con el cargo de traición a la patria. Por lo pronto, y sumado a todo lo anterior, acaba de comprobarse que le arrancaron hojas al registro de visitas a Olivos durante aquellos días de enero de 2015 cuando la muerte-asesinato del fiscal, que por el solo hecho directamente incrimina debido al ocultamiento. ¿Se llegará a algo? o como casi siempre serán simples cortinas de humo. La Justicia nos tiene acostumbrados a eso, con sólo mirar un poco hacia arriba es suficiente.
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