Por Emilio Grande (Padre)
En años, en varias ocasiones, ya en anteriores vísperas de elecciones decíamos que en España en crisis los líderes políticos que realmente tenían amor a su patria, un buen día decidieron reunirse, deponer ambiciones desmedidas, renunciar a la mezquindad y pergeñar un acuerdo que como final de discusiones altruistas derivó en la conformación del mundialmente reconocido Pacto de la Moncloa.
Su resultado permitió la refundación democrática de España.
La Argentina al igual que esa recordada España, hoy también sufre una tremenda crisis política e institucional. Política porque ya en la anticipada plena campaña electoral con final en octubre de 2015 -falta un poco más de un año- son -diríamos- demasiados los aspirantes a ser candidatos a la Presidencia de la Nación, pero que, resulta demasiado evidente, no manifiestan como los evocados españoles de varias décadas atrás, ese fuego imprescindible en los políticos de raza, de sentir amor por la patria, condición “sine qua non”, para en caso de llegar al poder servir al Estado y no servirse de él y así caer en el escenario de corrupción. Este mal que siempre existió pero jamás llegó en la historia argentina a los límites actuales, que se sostiene y crece sobre la base granítica de una impunidad que asquea.
Los actuales líderes políticos que se declaren presidenciables están formando algunos grupos de coincidencias más personales que apuntalando a políticas de Estado. Por ejemplo, en el Frente Amplio UNEN, todos los días algunos de sus integrantes lo desune.
Con cierta frecuencia ante la preocupante situación actual del país y el avance hacia las elecciones presidenciales del próximo octubre, en cartas de lectores y comentarios en distintos medios, sus firmantes les apuntan a los candidatos de la oposición a la necesaria imitación del Pacto de la Moncloa, pero ninguno lo había hecho con la claridad y contundencia de la carta de lectores del diario La Nación de Buenos Aires, publicada en la edición del 12 del actual, la que firmada por Adriana de la Canal, expresa lo siguiente:
“Dos multitudinarias manifestaciones en 2012 intentaron darle una señal a la oposición para que tomara conciencia de que, atomizada, no podría derrotar al kirchnerismo. El resultado de las elecciones de 2013 ratificaron ese mensaje. Cuatro años de un hipotético futuro gobierno no K no alcanzarán para revertir la deuda que la democracia tiene con la Argentina profundizada en estos últimos años por un gobierno que además ha lastimado la República, ignorando la división de poderes, cooptando y anulando varias de sus instituciones. Todo esto requerirá de un programa común de gobierno y para ello no hay otra que una Coalición de Partidos o algo parecido al Pacto de la Moncloa. El Frente UNEN, el Frente Renovador y el Pro (no incluyo a Daniel Scioli que se autodefine como continuador del modelo K) tienen que deponer sus egos, demostrar un poco de patriotismo y coordinar un programa de gobierno para 2016-2019 y nos dejen a nosotros los ciudadanos que en las PASO decidamos quién será la cara visible del programa de gobierno consensuado.
“Si no lo logran, ellos, ‘la oposición’, será la responsable de no poder revertir nuestra decadencia”.
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