Por Juan Carlos Fessia
En la actualidad hay muchos conflictos internacionales, donde se destaca la guerra civil en Siria y el conflicto árabe-israelí, no obstante se está generando uno de mucha más importancia y no se le da trascendencia.
Para EE.UU., el eje del mal después del 11S, involucra a Irán y Corea del Norte, porque ambos están en la hipotética construcción de misiles balísticos de largo alcance con ojivas nucleares.
China y Rusia están expectantes a cada movimiento bélico de las potencias occidentales, para ponerles un freno como el caso de Siria.
El capitalismo combatió al comunismo hasta su “derrota” y los mayores países supuestamente derrotados quedaron con una mezcla de marxismo encubierto y nacionalismo corporativo, que hoy le hacen sombra a las potencias que conforman la OTAN y a la vez le están debilitando sus economías y les hacen perder aliados estratégicos.
Muy pocos medios hablan del conflicto recrudecido entre India y Paquistán, la guerra fría les dio a ambos bombas atómicas y tecnología para su uso.
Los ingleses fueron los colonialistas que dominaron y controlaron estos dos países hasta el año 1947, pero como es su estilo, dejaron una gran piedra en el camino que se llama Cachemira, territorio partido para ambos países con una región denominada Kashmir, que a lo largo de los últimos 66 años generaron serios conflictos diplomáticos y enfrentamientos armados.
India controla la mayor parte de Cachemira, organizado como el estado Jammu y Kashmir y Paquistán administra el resto (sector noroeste) llamado Azad Kashmir (Cachemira libre).
A este conflicto la comunidad internacional siempre lo ha visto como una disputa territorial entre dos estados ignorando el derecho del pueblo de Kashmir de ejercer su autodeterminación.
En este conflicto existe la presencia de terceras potencias regionales, China protege a Paquistán porque resguarda el territorio tomado a la India, si esta ataca, China deberá reaccionar por sentirse amenazada y generará una reacción de EE.UU. y sus aliados produciendo rivalidades propias de la guerra fría.
La relación de EE.UU. e India en los últimos 55 años, reflejan la importancia de la configuración geopolítica americana, quién ha utilizado a la ONU como brazo ejecutor de su política global de premios y castigos (ejemplo Israel –Palestina) despreciando la voluntad y el derecho de los habitantes del lugar.
Los gobiernos de India y Paquistán están atados a aceptar en un conflicto la intervención de EE.UU., dado que este se impondrá como mediador y controlador de toda actividad política y extremista.
Estos países están protagonizando desde el 6 de enero del 2013, la peor escalada bélica en sus fronteras con víctimas de ambos lados
Los dos tienen potencial nuclear activo y sería una pesadilla si se originara una acción de guerra con estos elementos de destrucción masiva. Hay una entente de calma figurada, las poblaciones conocen las actitudes de sus dirigentes y militares dado que ya pasaron por 60 años de acoso mutuo y belicoso.
El gobierno de la India cree posible un enfrentamiento nuclear con Paquistán, la policía esta informando en su región de Cachemira qué actitudes se deben tomar en caso de explosión nuclear y qué hacer para su supervivencia, no se descarta el uso de armas químicas y biológicas. Gran parte de estos conflictos regionales son el resabio del colonialismo inglés, prueba tenemos en nuestras Malvinas, donde el Primer Ministro inglés, pretende militarizar la zona a su estilo, con submarinos nucleares y llevando armamento misilístico a las islas para mantener e imponer su doctrina imperial.
Con la llegada al poder en Paquistán del general Pervez Musharraf en 1999, comenzó una nueva relación con la India, marcada principalmente por la amenaza nuclear.
Hindúes y musulmanes (paquistaníes), deben llegar a un acuerdo regional con beneficios mutuos los cuales serán ilimitados por una fecunda relación económica, como por ejemplo el gasoducto Irán-Paquistán-India.
Concluyendo, India disponía en el 2010, aproximadamente de 80 armas nucleares verificadas y Paquistán en el 2011, 110, sólo resta esperar vientos de paz en la región.
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