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Notas de Opinión Domingo 12 de Agosto de 2012

La confrontación, por sobre la gente

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Roberto Actis

Por Roberto Actis

¿Se acuerdan cuando Menem decía "estamos mal pero vamos bien"? Fue toda una identificación de esa época, que en realidad terminó marcándonos caminos equivocados, pues no fuimos bien, más vale en la dirección equivocada. Y hoy, ¿cómo estamos? Según el gobierno, muy bien. De acuerdo con la otra óptica, muy mal. Sin términos medios, que aparentemente es la gran ausencia en este escenario, el que nos marca la cotidiana realidad.

Una confrontación que se ha trasladado a la gente, cuyas consecuencias son altamente negativas, pues prevalecen esas ideas y posicionamientos extremos. Nada, o muy poco es lo que se admite. Cero diálogo, cero acuerdo. ¿Vamos a un caso bien preciso? El de los subterráneos, que en realidad a los del interior ni nos roza, pero que resulta elocuente en la descripción y referencia. Y que aún siendo de exclusiva competencia de los porteños, no por eso deja de preocupar ya que en cierto modo se trata de una característica común al tiempo que vivimos.

Es que cuando la disputa excede los límites de la razonabilidad, y aún más que eso del sentido común -hoy un valor muy escaso-, permitiendo que prevalezcan los intereses sectoriales y aún personales por sobre los comunes, no puede resultar otra cosa que un verdadero mamarracho.

Cosa de hacerle pagar el costo político al otro, de no ceder para evitar dejar la sensación que le doblegaron la voluntad, y todas esas zonceras por el estilo, no se duda en perjudicar a casi un millón de personas cada día, que son los usuarios del subte.

Todos hablan, dan precisiones, difunden estadísticas, se muestran absolutamente seguros de lo que están diciendo -entiéndase Macri, Randazzo, o el que venga-, pero el único esmero y preocupación que se advierte es el intento por echarle la culpa al otro. Como hace poco fue la pelea con la provincia de Buenos Aires, ahora lo es con renovadas fuerzas con la Ciudad, o tal vez debería decirse contra declarados aspirantes a la candidatura presidencial de 2015. Es probable, dada la potencialidad, que pronto ingresen algunos otros en la grilla, como Massa, Urtubey, De la Sota.

¿Cómo es posible que hoy no se sepa siquiera de quién es la responsabilidad de hacerse cargo del servicio de subterráneos? Pero es así, la Nación dice que es la Ciudad, y viceversa. Mientras tanto Metrovías, una empresa cuestionada y de bajísima eficiencia, continúa adelante como puede, habiendo recibido además, tal vez como inexplicable premiación -o quizás como castigo- el concesionamiento de los trenes del vapuleado Sarmiento. 

El caos vivido en Buenos Aires estos días sin subte excede los límites, aunque a esta altura y con todo lo que allí viene sucediendo desde hace tiempo, con cortes de avenidas, de accesos, toma de colegios y hasta de hospitales, además de la constante invasión desde las villas que se expanden dentro de la zona urbana, ya poco es lo que sorprende. Si añadimos la inseguridad, no pudiéndose detener el automóvil en un semáforo, ni ingresar a un garaje, o menos todavía caminar por una calle algo solitaria, tenemos entonces más que justificado lo que escuchamos de cualquier porteño tomado al azar: "así ya no se puede más vivir".

Una situación, al menos la del transporte que algo hubiese aliviado, se podría haber evitado con algo de buena voluntad, no mucha siquiera. No existió intención de hacerlo de ninguna de las partes. La jueza que intervino en el caso fue bastante contundente diciendo que cada vez que se traía la respuesta a un planteo, inmediatamente surgía otro que volvía a trabar la búsqueda de una salida. Casi, como actuando adrede para profundizar el conflicto. 

Posiblemente una rápida encuesta sobre la opinión de los ciudadanos hubiese contribuído a una salida, al menos provisoria. Así ocurrió cuando Scioli debió desdoblar en cuotas el pago del medio aguinaldo de junio en el ámbito bonaerense. Al conocerse que se responsabilizaba más a la presidenta Fernández que al gobernador, la plata apareció como por arte de magia. Mejor dicho, no tanto, sino de los recursos de los jubilados. Pero mejor no dar ideas.

De por medio, conciliaciones obligatorias frustradas, donde también se impuso el criterio comentado. Hasta allí se dio la confrontación para evitar quedar identificado como responsable del conflicto. El Ministerio de Trabajo de Tomada, tan presto a participar en otros casos -mejor ni hablemos del diálogo con el sindicalista preso Pedrazza apenas cometido el asesinato de Ferreyra-, en esto del subte bien gracias, ni se dio por enterado.

Pero como no sólo de subte vive el hombre, apareció sobre el fin de semana lo de la "ética pública" que la presidenta Fernández quiere transformar en ley para aplicar a los periodistas, lo que  sin darle muchas vueltas e interpretaciones, constituye un avance más para acallar a quienes se muestran en disidencia con el pensamiento y el accionar del gobierno. Sin esta clase de prensa, por cierto todo estaría mucho más calmo, nadie hablaría de casos de corrupción, de patrimonios que de un año para el otro crecen como bola de nieve, de trenes que no funcionan y matan a la gente, de subterráneos de 100 años, de colegios tomados "democráticamente", de maestros que se viven quejando y tienen más de tres meses de vacaciones, del vaciamiento que se hace de la caja de los jubilados, o de las reservas del Banco Central. Es probable que hasta se dejaría de hablar de la inseguridad, lo cual al fin y al cabo "esa una cuestión de derecha". ¿Se imaginan? el país del relato tendría un marco casi perfecto.

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