Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Notas de Opinión Domingo 2 de Abril de 2017

La grieta más absurda

Leer mas ...

Redacción

Por Redacción

Por Emiliano Rodríguez (*) 


Para todos ellos, comenzaba hace 35 años la experiencia más

traumática de sus vidas probablemente, la Guerra de Malvinas, de

la que muchos se vieron forzados a participar por el gobierno de

facto argentino siendo apenas adolescentes.

Centenares murieron en combate y otros miles regresaron con

heridas físicas, emocionales y/o psicológicas que jamás

cicatrizarán: por cierto, se estima que fallecieron más veteranos

de guerra por suicidios o enfermedades después de la contienda

bélica contra el Reino Unido que durante el conflicto, que dejó

como saldo 649 bajas argentinas.


Un régimen militar, ilegítimo y criminal que desaparecía gente

acá en el continente y enviaba a la guerra en el sur a pibitos de

18, 19 o 20 años para que se enfrentaran con uno de los ejércitos

más profesionales y mejor equipados del planeta, ni más, ni menos:

el resultado de semejante insensatez es harto conocido; devastador

e irreparable.

Todos esos jóvenes, sin excepción, quedaron marcados de por

vida, afectados por aquellas jornadas de dramatismo extremo que

transcurrieron entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982,

cuando finalmente las tropas argentinas se rindieron ante el

invasor británico, que ha mantenido hasta la actualidad su

ocupación del remoto archipiélago del Atlántico Sur.

Desgarradores fueron también los días posteriores al regreso,

cuando el gobierno militar los dejó librados a su suerte e incluso

tras la llegada de la Democracia se vieron obligados a mendigar

por asistencia, hasta que lograron organizarse lentamente para

luchar en conjunto por sus derechos.


En este contexto, y cuando ya han transcurrido más de tres

décadas del comienzo de la guerra, parece absurda la grieta que ha

surgido en los últimos años entre los excombatientes, en especial,

entre quienes viajaron a las islas -de los cuales no todos

entraron en combate- y aquellos que cumplieron tareas de defensa y

logística en bases militares desplegadas a lo largo del litoral

marítimo patagónico.

En 1982, eran miles de jóvenes "colimbas" que cumplían las

mismas órdenes de guerra en el Teatro de Operaciones del Atlántico

Sur (TOAS) y está claro que no dependía de ninguno de ellos, ni de

su voluntad, ni de su coraje, arrojo o simple decisión, cruzar al

archipiélago o permanecer en el continente, del paralelo 42 hacia

el sur.

De los 649 combatientes fallecidos durante el conflicto, 17

perdieron la vida en las costas patagónicas y fueron reconocidos

formalmente como veteranos y condecorados como héroes de la Patria

por el Estado nacional, el mismo que permanece en deuda -sí, 35

años después- con el universo de excombatientes y sus reclamos aún

insatisfechos.


Ahora que está en boga hablar de "grietas" en la Argentina,

resultan a simple vista incomprensibles las diferencias que

incluso algunos grupos de veteranos plantean como viscerales con

respecto a quienes durante la guerra cumplieron órdenes de

permanecer en bases militares continentales desde donde se

atacaba a la flota británica.

Sin embargo, por más insólito que parezca, asociaciones de

excombatientes insisten en cabildear en dependencias estatales en

pos de evitar que los miles de "colimbas" desplegados en el

litoral marítimo patagónico en 1982 -se estima que ascendían a

unos 8.000- sean reconocidos formalmente como Veteranos de Guerra

y obtengan similares honores y beneficios que aquellos que solo

cumplieron otra orden, las de cruzar.



(*) Secretario general de Redacción de la agencia Noticias

Argentinas

Seguí a Diario La Opinión de Rafaela en google newa

Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.

Te puede interesar

Teclas de acceso