Por Roberto Actis
La fotografía de Diego Camusso que salió en la tapa del diario del miércoles pasado fue impactante. Varios camiones y autos incrustrados unos a otros, muy parecida a escenas que suelen ocurrir en los accesos a Buenos Aires, pero con una gran diferencia, esta fue sacada aquí, casi frente al Aero Club. Como se estaba circulando por el sector refuncionalizado de la ruta 34, la velocidad no era tanta, la consecuencia fue entonces de algunos lesionados leves y chapas abolladas, en distintas circunstancias el saldo pudo haber sido mucho mayor, como tantas otras veces. Ese mismo día, pocas horas antes, un camión volcó sobre la misma ruta tras chocar en el cruce ferroviario del INTA con un tren.
Estos dos serios accidentes no hacen más que engrosar una muy extensa lista, poco menos que interminable, de hechos de esta naturaleza que han venido ocurriendo en este tramo de poco más de 70 kilómetros que une Angélica y Sunchales, el cual según estadísticas es el de mayor tráfico de los 1.488 kilómetros que tiene este carretera que va desde Rosario hasta la localidad jujeña de Salvador Mazza, en el límite con Bolivia.
Según se sabe, tanto por relevamientos privados como públicos, que fueron parte de la argumentación utilizada para gestionar la construcción de una autovía, por el sector que le corresponde al departamento Castellanos, transitan unos 8.000 vehículos cada día, de los cuales al menos una tercera parte son camiones. Por eso justamente se la llama "la ruta de la producción", ya que gran parte del norte argentino envía su producción hacia Rosario y Buenos Aires por esta cinta asfáltica.
Las justificaciones para evitar más demoras para esta autovía, que incluye además "la variante Rafaela", que no es otra cosa que la circunvalación por el sector oeste, formando un arco entre el INTA y la estación del ACA, son por lo tanto más que suficientes. Esta es la infraestructura que tanto necesita nuestro país, y que tantas veces le envidiamos a Brasil.
¿Cuántas vidas deberán todavía inmolarse? Es que circular en una ruta angosta de doble sentido, en medio de tantos vehículos pesados y además con obstáculos visuales e incluso algunas banquinas sin condiciones de escape, es un peligro latente aún para aquellos conductores que son un verdadero manual de prudencia y respeto por las reglas de tránsito. ¿Cuántas veces fueron víctimas de otros conductores impacientes, irresponsables, o directamente inexpertos y que igualmente se lanzan a la ruta a velocidades propias de un autódromo? Es cierto que las responsabilidades son compartidas, tanto de los conductores, de los que controlan, como del escenario, pero en este último caso es una obligación del Estado ofrecer rutas en condiciones. Y aquí la 34, con el crecimiento que ha experimentado el transporte tanto de cargas como pasajeros, más el tráfico de una ruta troncal, no ofrece seguridad. Las consecuencias están a la vista, y cuando se trata de pérdidas materiales, de alguna u otra manera se subsanan, pero cuando se trata de vidas, la cuestión no admite el más mínimo nivel de discusión. Grupos familiares destruídos, lesionados de por vida, enormes dramas evitables en muchos casos, es demasiado lo que está en juego.
Mientras aquí seguimos esperando. Gestiones, apoyos, altisonantes declaraciones, promesas, y cuanto más se quiera agregar, las hubo de sobra. Resultados efectivos, hasta ahora casi nada, pura espuma. El hecho que figure en el presupuesto de 2012 no es para que podamos hacernos demasiadas ilusiones, apenas una pequeñita esperanza. ¿Saben cuánto tiene asignado esta obra en lo presupuestado para el año que viene? Poco más de un millón de pesos, que tal vez alcance para el papel y lápices para hacer el proyecto. Aquello tan viejo pero tan sabio de "ver para creer" es de directa aplicación en este caso, como tantas otras promesas.
Muy despaciosamente otras de las urgencias de Rafaela se puso en marcha. Dentro de 4 años debería estar terminada la toma de agua en Desvío Arijón y la traza del acueducto Norte hasta Santo Tomé; luego vendrán las siguientes etapas, estando previsto llegar a nuestra ciudad en la siguiente, tal vez en 2017, quizás antes si aparece financiación.
La autovía está ahí, es la gran obra que esta región espera. Dejada atrás la disputa con Rosario por cual tramo comenzaba antes, lo trascendente es que de una vez por todas se ponga en marcha, aunque sea con poquito. No nos agotaremos en cuanto a batir el parche, como una vez este Diario lo hizo con el "cruce de la muerte" en Angélica, hasta que por fin se logró el puente en altura.
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