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Notas de Opinión Martes 12 de Abril de 2011

No importa el color del gato, que cace ratones

Si quieres cosechar miel, no des patadas a la colmena.

Osvaldo Acastello

Por Osvaldo Acastello



Vale la pena recordarlo porque tiene plena vigencia, mi comentario hecho en estas mismas columnas del 07/06/2009, con el título de “Si quieres cosechar miel, no des patadas en la colmena”, donde se hace un análisis de la realidad política y la relación entre Nación, Provincia y Municipio.

Se dice que la política es el arte de lo posible. Si alguien piensa que tal actitud se logra defendiendo posiciones a los gritos, o descalificando a sus pares y considerándolos como permanentes rivales, es evidente que estamos lejos de entender cuáles deben ser las normas dentro de una sana convivencia.

Si no somos capaces de aceptar que en un sistema democrático representativo pueden existir gobiernos con distinto color político en los niveles municipales, provinciales y nacionales. Si no tenemos la grandeza de respetar tales reglas de juego. Si no tenemos la inteligencia de mantener, sin descartar una sana discusión, un diálogo constructivo, es evidente que las experiencias vividas durante los últimos cincuenta años, no nos sirvieron para nada.

Rafaela es una ciudad que tomó trascendencia nacional e internacional en distintos aspectos que la posicionaron en un lugar destacado. Pero si analizamos cómo actuamos en la convivencia política local, sin lugar a dudas no hemos hecho bien los deberes. La inteligencia en la gestión política no fue nuestro fuerte; con el agravante de que no sólo no aprendemos, sino que empeoramos, más aun cuando se presiente que los votos se escapan.

Pruebas al canto. No hace mucho tiempo cuando el Gobernador anunció la construcción de un nuevo hospital, condicionado al aporte local del terreno, nos quedamos esperando que se nos comunique fehacientemente cuál era la intención. Si en su momento hubiéramos avanzado por sobre el trascendido, apoyando la idea y cumpliendo con el condicionamiento, hoy tendríamos la obra del hospital en grado avanzado. El proyecto está hoy en vía muerta, pese a que el Señor Intendente en su momento reconoció que el Gobernador había hecho el ofrecimiento explícito.

Otra realidad: observamos atónitos hoy la ridícula e infantil discusión de cómo se publicita una obra, lo cual mereció no pocas horas de debate de representantes que se jactan de defender los derechos del pueblo; de ese pueblo que contempla asombrado cómo el sector político pierde su tiempo en discusiones inútiles y sin sentido que sólo aportan confusión y deterioro de imagen como ciudad y desaliento para el impulso de nuevas obras. Parecería que es más importante que concretar la obra, definir de donde salieron los fondos.

Tengo a mi vista la foto del cartel que informa a la comunidad la concreción de la obra. Me voy a permitir hacer un análisis objetivo para que, tanto aquéllos que actúan por sí, como para los que son instrumento de su superior político al cual responden, traten de hacer conciencia de que de la exposición verbal e improvisada hasta llegar al ridículo hay un paso muy cortito.

En líneas generales el cartel en discusión presenta la fotografía de la obra, hace alusión a que “Santa Fe cambia”, menciona la obra de que se trata y destaca también “Gobierno de Santa Fe” que es quien ejecuta la obra. Hasta aquí, nada que merezca aclaración. Se agrega además un slogan que destaca: "Tu impuesto en obras".

Esto último merece un comentario especial. Recordemos que el sistema impositivo nacional, que es totalmente unitario, concentra la recaudación en el orden nacional. Desde allí está dispuesta la distribución en base a una “coparticipación” que debe llegar a las provincias, las cuales hacen lo propio con municipios y comunas. Es importante destacar aquí, que de una participación establecida del orden del 34 % para la provincia de Santa Fe, esta recibe de la Nación sólo un 26 %. No se coparticipan las retenciones y además existe pendiente un juicio de la Provincia que está a resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por deducciones indebidas. Podemos agregar a esto que también existen “aportes discrecionales” de la Nación que, si bien no cubren los desfasajes apuntados, al menos lo reducen. Esto último claro está que no son gratuitos y compensan lealtades y/o contraprestaciones.

De manera que cuando el cartel señala el destino de los impuestos deja perfectamente en claro que lo que el Gobierno hace no es otra cosa que concretar obras utilizando el ingreso al Estado que hacen todos los habitantes y todas las empresas de la Provincia, sin excepción. Pretender señalar méritos a distintos niveles de la gestión gubernamental es un tema que no debería merecer, ni de políticos ni de habitantes santafesinos la más mínima discusión, ya que lo que se está haciendo es cumplir con la obligación de devolver en obras parte de lo aportado por la comunidad. En todo caso sí podríamos estar de acuerdo para reclamar y exigir, si es que lo merecemos, mayores obras en relación a los aportes que vía impuestos se hace. Esto es tan legítimo como necesario y es responsabilidad política ineludible ocuparse de ello.

Planteadas así las cosas, quienes perciben su asignación por la labor que desempeñan y que a la vez gozan de privilegios que no están al alcance de cualquier ciudadano de quien provienen los recursos, sería bueno que eviten discusiones estériles y dispongan de su tiempo para actuar en positivo, preocupándose por más mejoras y más obras.

Dejemos la “escatología” (Para la Real Academia: “tratado de los excrementos”), para otros temas que no están, al menos en este caso, relacionada con la obra pública. Seguramente que para el pueblo que vota, “no importa el color del gato…”


(*) osvaldo.acastello@yahoo.com.ar


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