Por Roberto Actis
Desde siempre la palabra de la Iglesia, aún con sus vaivenes y a veces fuertes contrasentidos, ha sido un elemento de gran peso y trascendencia, de modo especial cuando se viven instancias en las cuales el mayor nivel de afectación impacta en el corazón mismo de la sociedad, prevaleciendo la confrontación sobre el diálogo y la soberbia ante la humildad, lo cual indefectiblemente suele concluir en la profundización del enfrentamiento, la desunión y las desavenencias, que mantienen ocultos los verdaderos orígenes de los problemas, y entonces muchísimo más postergadas las posibilidades de solución. O al menos de sus búsquedas, que siempre son más sencillas dentro del consenso que en medio del divisionismo.
El miércoles pasado en ocasión del tedéum por la fecha patria, los obispos hicieron público sus pronunciamientos, repasando una actualidad que casi ni necesita nombres para la identificación de situaciones, dejando mucho para meditar. Aquí en la Catedral San Rafael, el obispo Franzini desarrolló un muy preciso y directo repaso sobre las responsabilidades de los ciudadanos, "que no pueden reducirse al acto electoral", destacando la trascendencia de la continuidad democrática -siempre es bueno refrescar la memoria sobre algo que de tan obvio puede verse afectado por el olvido-, rememorando la historia reciente en que estuvo vedada la posibilidad del voto. Pero sin dudas, cuando retumbaron con mayor sonoridad las expresiones del jefe de la Diócesis local, fue cuando sintetizó el perfil de quienes ofrecen sus propuestas, sosteniendo "un proceso democrático maduro y responsable supone también por parte de los candidatos experiencia acreditada, idoneidad profesional, trayectoria intachable y coherencia de vida. Nada desacredita tanto la noble actividad política como la presencia de dirigentes oportunistas o improvisados, venales o aferrados al poder", apelando también a un contundente "la democracia reclama la memoria de quienes votan" para el acierto del reparto de premios y castigos.
Fueron sin dudas las palabras de monseñor Franzini absolutamente claras, que confiamos no hayan entrado por un oído y salido por el otro. Suele ocurrir en algunos, tal vez los más directos destinatarios, pues hoy exigir "trayectoria intachable y coherencia de vida" no es algo muy sencillo de alcanzar, y además, poder mostrarlo.
Mientras tanto en la Catedral metropolitana, el cardenal Bergoglio volvió a reiterar su muy enérgica postura sobre la conducta cívica, en la cual puntualiza deficiencias notables que no encuentran remedio y que por el contrario, en determinados casos, continúan agudizándose, focalizando en "las ambiciones desmedidas, la soberbia y la veleidad" que prevalecen dentro del actual contexto político, al que advierte como carente de la generación de confianza reclamada por la gente. Su textualidad fue contundente: "los maquillajes y vestidos del poder y la reivindicación rencorosa son cáscara de almas que llena su vacío triste y, sobre todo, su incapacidad de brindar caminos creativos que inspiren confianza".
Especialmente duro estuvo en otro pasaje el religioso, cuando tras admitir que nadie está ajeno de la veleidad y que posiblemente sea un mal argentino, se refirió "al desprecio de los poderosos", quienes arrinconaron con miseria, ofreciendo "el suicidio de la droga, el descontrol y la violencia, tentando con el odio y el resentimiento".
Es por esa crítica postura, con señalamientos que a veces sólo encuentran burdas expresiones como respuesta, que el gobierno kirchnerista dejó de asistir a la Catedral en esta ocasión, así resolviéndolo Néstor Kirchner en 2004, continuándolo luego su esposa desde 2007.
Mucho más benevolente y contemporizador estuvo en cambio el arzobispo Sigampa en el tedéum en Resistencia, al cual asistió la presidenta Cristina Kirchner. En tono familiero y coloquial el religioso contó anécdotas, habló del rol de la mujer en su sagrada misión de madre, y hasta le agradeció a la jefa de Estado la asignación universal por hijo. Sólo faltó, y por poco, que cerrara su homilía aconsejando votarla en octubre.
Está bien que así ocurra, pues la pluralidad es la base amplia y fuerte que puede sostener cualquier construcción futura, lo que venimos sosteniendo desde siempre por otra parte.
VOTOS COTIZADOS
Este domingo se vuelve a votar en Chubut, en complementarias de algunas mesas, por los inconvenientes que se presentaron en el escrutinio anterior. Son 1.967 los ciudadanos que votan, para definir si gana el PJ de Das Neves o el kirchnerismo. Según soplan vientos sureños, la cotización de esos sufragios era algo así como oro en polvo.
Pero también este domingo sigue la danza electoral, votándose en La Rioja. Veremos.
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