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Notas de Opinión Sábado 12 de Mayo de 2012

Perspectivas rurales

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Roberto F. Bertossi

Por Roberto F. Bertossi



Esta visualización pretende conocer cómo mejorar duraderamente la calidad de vida rural, cómo incrementar productividad y competitividad, cómo conservar/recuperar el medio ambiente y los ámbitos rurales y así entonces imaginamos qué deberíamos priorizar entre otras políticas de estado, el incentivar y concientizar la mejor instalación/arraigo posible de los jóvenes agricultores, financiar promocionalmente la gestión, fertilización y valorización de tierras agrícolas y forestales desfavorecidas reconciliando ecología con ruralidades.

Eso mismo demandará reestructuraciones, nuevos desarrollos e innovación lo cual supone diagnósticos y alianzas estratégicas, ejecuciones creativas y compromiso ecológico acentuando el desarrollo de los factores endógenos en cada zona o región, la creación y consolidación de trabajo asociado y/o remunerado, la diversificación por el impulso de la iniciativa privada mancomunada con instituciones locales mediante metodologías regionales, emprendimientos mixtos y cooperativos.

Serán necesarias entonces, inversiones privadas, públicas y combinatorias para entusiasmar producción, transformación y comercialización pero, también, complementaria y pertinentemente, multiplicar la actividad económica rural, lograr energías alternativas, formación de nuevos agentes económicos, diversificar el turismo, revelar artesanías y más.

Argentina tiene una oportunidad sin precedentes ante un esquema económico mundial con una inédita demanda alimentaria.

Por eso mismo ante tamaña realidad auspiciosa/promisoria, toda concertación e integración rural argentina con el mundo desde una posición con tantas oportunidades como hoy existen para nuestro país, serán trascendentemente fecundas.

El horizonte pintado no debería prescindir de un pensamiento organizativo más ético ni de responsabilidad social rural particularmente cuando asistimos a una crisis global, ahora más focalizada en Europa aunque paradójica y persistentemente, también en segmentos sociales de nuestra patria donde según el último informe del barómetro para la deuda social de la universidad católica, el índice de la pobreza alcanza un temible 22% pero el de la indigencia, se eleva inhumana y pavorosamente a un 6%.

Los guarismos de este reconocido y calificado servicio académico que monitorea periódicamente nuestro desarrollo humano y social argentino, más que preocuparnos puede servir para energizar nuestro desafío común tanto como su afrontamiento.

Respecto de esto último, la multifuncionalidad constituye un fuerte argumento y justificará todo apoyo a las ruralidades en general como a las agriculturas familiares en particular dado que puede germinar tanto en externalidades positivas como arraigar atractivamente la población o conservar el medio ambiente cuanto corregir externalidades negativas, esto es, la contaminación del suelo y las aguas o el impacto sobre la biodiversidad, entre otras.

Expuesto en apretada síntesis el momento presente, corresponde plantearnos las perspectivas del desarrollo rural.

Ninguna de ellas debería prescindir de una elemental salvaguarda del territorio rural en sentido amplio, ofreciendo respuestas a nivel regional y local ante los nuevos retos del cambio climático, las bioenergías y los recursos hídricos.

El desarrollo rural se debe reforzar igualmente no sólo para resolver las cuestiones pendientes de nuestros días, en particular, la profesionalización de la gestión agraria, el envejecimiento rural, el asociativismo o la tutela del ecosistema sino para la satisfacción inclusiva de los segmentos más desposeídos, más vulnerables y más desfavorecidos de la comunidad rural, concretamente los aborígenes, la mujer rural y los jóvenes campesinos clausurando su ´reducción´ en minifundios, zonas desérticas, salitrales, de montaña u otras inhóspitas pero aún, dignamente pobladas.

Finalmente, todos los esfuerzos privados, estatales y mixtos deberán conformar actuaciones específicas y concretas orientadas hacia una agricultura orgánica duradera, al tiempo que los objetivos/propósitos sociales, rurales, industriales y ambientales del desarrollo humano se deberán incorporar con carácter transversal en cualquier actividad o intervención efectiva de las políticas públicas en toda ruralidad sin omitir que, no obstante rimbombantes anuncios oficiales, la cotización internacional de la soja en tanto dato rural central prevaleciente, denuncia como vimos, mucho más que una persistente postergación del valor agregado local/regional e industrialización, negándonos simultánea y absurdamente sus propias derivaciones positivas como –por citar algunas-, nuevos puestos de trabajo genuino, más y mejores usos/consumos, adelanto, progreso y bienestar general.

Esto sí que por sí mismo, merece su declaración de interés público nacional.


(*) Experto de la CONEAU. Investigador y profesor universitario.

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