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Notas de Opinión Miércoles 18 de Enero de 2017

Por favor ¡basta de hacer estudios!

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Roberto Actis

Por Roberto Actis

Hablar sobre esta nueva gran inundación que afecta toda la parte oeste del departamento Castellanos, con campos convertidos en mares -un escenario que se viene repitiendo con mayor asiduidad y así parece que seguirá siendo por el cambio climático-, sin mirar atrás y ver como lastimosamente se desperdiciaron tantos años haciendo promesas sobre supuestos planes de obras, que casi nunca se realizaron y las pocas que se hicieron sin los resultados esperados, es imposible.

Es verdad que las lluvias con estos enormes volúmenes, cayendo tantos milímetros en una quincena como en la mitad de todo el año, son imprevisibles. Es cierto también que la fuerza de la naturaleza no pudo ser controlada por el hombre, pero sí en cambio pueden amenguarse sus efectos y consecuencias, eso siempre y cuando se hubiese actuado con previsión, de manera integral, sin egoísmos, y mucho más que todo eso, sin las mezquindades políticas que tantas veces inducen a desviar obras hacia donde haya la respuesta de votos, de muchos votos.

Verdaderos expertos en echarse culpas los unos a los otros, hoy se trata de responsabilizar a Córdoba que nos manda el agua que les sobra. Pero ¿acaso no comparten ambas provincias la Región Centro y vinieron actuando mancomunadamente?, ¿para qué sirvieron todas aquellas reuniones de gobernadores, ministros y legisladores si terminamos en esto? 

El canal Vila-Cululú se lleva toda la atención de esta nueva catástrofe. Muchos son los que dicen que su traza debería convertirse en un río, y tal vez no sea exagerado, los volúmenes de agua que se juntan lo hacen pensar de esa manera. Pero, ¿cómo se llega a esta situación de ineficiencia del canal? Construido en 1936 sirvió durante muchísimo tiempo, aun cuando muchos lo usaran como basural, llegando a encontrarse chatarra de toda clase, una vez hasta un tractor en desuso; en épocas de sequía y escaso uso, en su interior hasta crecieron árboles. Su traza y capacidad, estando en buenas condiciones, fue pensada para desagotar 60.000 hectáreas, pero en 2009 el gobierno provincial autorizó una prolongación del canal hacia Josefina por lo que ahora recibe el agua de 180.000 hectáreas, triplicando lo anterior. Y si además le añadimos el agua que baja desde tierras cordobesas, es apenas un pequeño tajo debajo de un verdadero espejo de agua.

Las alcantarillas también brillan por su ausencia, y si las hay son demasiado pequeñas, casi inútiles. Es cierto que también hay muchos taponamientos dentro del ¡sálvese quien pueda! que se actúa por sector y no de manera integral, que es la única si se quiere llegar a una solución que traiga alivio, tal vez no evitando la llegada del agua pero sí su rápido escurrimiento. Los problemas serían muchísimo menores.

Los productores, sus familias, viven en una comprensible desesperación, que se profundiza en lugar de atenuarse cuando escuchan de parte de los gobernantes que van a analizar la situación, que se está planificando, que va a llevar tiempo, que hay que tener paciencia. Y mientras tanto le declaran emergencias, una tras otra, que tal vez lo eximan o posterguen el pago de algún impuesto. Eso, no sirve como aspirina, debiéndose comprender que se trata de una enfermedad terminal, que hay explotaciones que nunca más se van a recuperar, tambos que bajaron la persiana definitivamente.

"Hay que poner en marcha planes maestros, que van a permitir que equipos interdisciplinarios tengan que mirar el aparato productivo, el aspecto hídrico, el cambio de clima, y tiene que resolver y hacer una propuesta sobre cuáles son en el mediano y largo plazo las prioridades de inversión pero también los cambios de política de uso del suelo, los cambios de política productiva, que llevan a este sistema que tiene gran potencial productivo para poder funcionar bien, adaptado a las condiciones del clima en los próximos años". Esto lo dijo uno de los subsecretarios que acompañó al ministro Buryaile en Santa Fe. Lo escucha un chacarero que tuvo que liquidar su tambo, perdió la cosecha y tiene un metro y medio de agua en su campo y no sabe cómo va a hacer para vivir él y su familia en los próximos meses, ¿qué le parece cómo puede reaccionar? Mejor no decirlo, por no alentar algunas conductas que pueden terminar muy mal.

Vamos al título, ¡por favor dejen de hacer estudios y planes! La gente viene escuchando esto desde hace varias décadas, llegó el momento de dar respuestas efectivas hoy, no mañana. Quien así no lo entienda, le está quedando grande el cargo que ocupa.

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