Por Roberto F. Bertossi
En cada Navidad nos hacemos regalos pero también propósitos. Porque no, en esta próxima Navidad, incluir también propósitos para recuperar o restaurar Patria, República, Democracia, Federalismo, Educación, Transparencia, Idoneidad, Campesinado, Urbanidad y Buenas Costumbres, Etica, Dignidad, Equidad, Justicia, Solidaridad y Bien Común.
Las buenas prácticas políticas, federales, republicanas, de urbanidad, de moral y equidad han dejado de acreditar al gobierno argentino actual. Seguramente por eso, `late` un arrepentimiento colectivo compartido y apenado en gran parte del electorado de la última contienda de 2011.
Los episodios de corrupción pública y privada que se vienen revelando, involucrarían nada menos que a la primera magistratura nacional con “un vice” hartamente procesado, cuestionado, repudiado e insostenible en términos éticos y morales todo lo cual no hace más que degradar y hasta denigrar nuestro tesoro de la Democracia.
Básicamente dicha corrupción consistiría en ¿desvíos? de fondos públicos y privados como de las secuencias de financiamientos expansivos del narcotráfico el que: a) primero protege a sus candidatos, b) luego se asocia con ellos para, c) finalmente, les domina total y definitivamente; etc.
También se trata del “desvío de voluntades electorales” mediante turbios y sofisticados procesos de cooptación, alineamiento y representación.
Simultáneamente, sus propios impulsores no se privaran de esmerilar y deconstruír políticamente, toda imagen personal emergente que pueda “hacerles sombra o algo más”
Todo lo relacionado se centrifuga para ocultar la verdad e instalar el engaño colectivo, algo que los argentinos hemos padecido una y otra vez con estos gobernantes que desde el año 1983, confirman a Borges en eso de “incorregibles”.
Ante el escándalo de un país sometido a todo despojo, desencuentro y decrepitud, a tanto desánimo, frustraciones y tristezas derivadas necesariamente de todas las recurrentes decepciones político-democráticas, bueno ya las mismas resultan inenarrables, harto difícil de reflejar ni siquiera explicar mínima o aproximadamente.
No obstante, si bien sufrimos por ver nuestro país desfigurado, retrocediendo, extraviando la confianza externa… y también espanta la “pachorra” de su sociedad civil, en modo alguno debemos admitir ni permitir, que nada ni nadie cohíba, inhiba ni corrompa nunca más a tanto pueblo argentino para desactivar su lucha pacífica pero determinada contra el cáncer de la corrupción, de la violencia, de la autocracia, de la mentira e inseguridad, no obstante el profundo desencanto provocado por un gobierno incompetente y corrupto.
Esta Navidad es del todo propicia para proponernos lograr que la próxima administración nacional-federal que vendrá, sea sólo aquella que restaure y retome dialogada, equitativa y armónicamente, Instituciones, organizaciones, sindicatos, clubes, mutuales, cooperativas (con alternancias) como el mejor camino de la argentinidad, el mismo del que jamás nos debimos apartar, desperdiciando alegre, estúpida, pródiga y dañinamente, décadas enteras de bonanza y buenos vientos favorables (internos y externos).
Ojalá también sepamos elegir entonces, personas competentes, sin prontuario, honestas, dignas, bien dispuestas, con equipos idóneos e interdisciplinarios para que su gobierno -logrando un moderno, equilibrado y pleno desarrollo humano en el campo y en la ciudad-, pase a nuestra historia grande jalonada por nuestros héroes, próceres y prohombres como, entre los más recientes y sólo entre los más visibilizados, Arturo Frondizi, Arturo Illia, René Favaloro o el médico rural Esteban Laureano Maradona, Juan Carr, Emanuel Ginóbili, el tulumbano Luisito Galeano y tales.
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