Por Julio César Armando
Uno de los puntos salientes de la Expo Rural fue la visita del economista Carlos Melconian, que dejó varias frases para analizar. El hipotético de que si “fuera ministro de Economía” lo expresó el propio economista en parte de su charla manifestando algunas de las acciones que llevaría adelante en caso de llegar a ese cargo, mientras que otras se pueden inferir de su discurso. “Para bajar la inflación hay que cerrar este agujero (déficit fiscal) y para eso hay que cortar tarifas o los jubilados. Porque el gasto público ha aumentado 10 puntos, 5 por jubilar a tres millones de personas que no pagaron nunca y 5 (se gastaron) en subsidios porque el gas, la luz y el transporte valen más barato que en toda Latinoamérica”, expuso el economista.
Como primera consideración empezaré por la definición que lanzó Melconian de la clase pasiva de la Argentina que pudo acceder a una jubilación mensual en estos últimos años (aunque sea mínima) y que sin ese ingreso hoy estaría totalmente a la deriva. Cuando el economista dice “nunca pagaron” responsabiliza desde lo discursivo a los trabajadores omitiendo la causa de por qué no tuvieron aportes. Posiblemente “no pagaron” porque trabajaron en negro, porque las patronales decidieron mantener esa condición, porque en Argentina se vivieron momentos de profunda crisis donde un puesto de trabajo se cotizaba muy alto, situación que aprovecharon empresarios para abaratar costos y no inscribir a sus empleados. Nada más y nada menos que por eso “no pagaron nunca”; en todo caso habría que caerles a las políticas de los 90 y a quienes generaron estas condiciones macroeconómicas y sociales que terminaron dejando a 3 millones de personas que hoy si no se los asistía no tendrían nada. Posiblemente “cortar a los jubilados” podría ser una de las medidas de Melconian como ministro de Economía.
Pero hay más, el economista señaló como otra variable de ajuste la quita de subsidios a los servicios como gas, luz y transporte ya que en esto se gastan miles de millones que profundizan el gran déficit fiscal. La lógica de Melconian expresada por él mismo es “si no habría subsidios tendríamos superávit”, lo cual es cierto. Lo que no es menos cierto es que aumentarían las tarifas de los servicios y viajar en transporte público sería solamente para la clase pudiente. El superávit que plantea el economista lo terminaría pagando la clase trabajadora y los más humildes. Para Melconian los programas Progresar (subsidios para que los alumnos completen la escolaridad), Procrear (por el cual familias pudieron acceder a su vivienda o terreno), Crédito del Bicentenario, etc., no tendrían mucha importancia “porque no cambian la economía”.
Si Melconian fuera ministro de Economía es evidente que los que menos tienen serían la variable de ajuste y los números mandarían por sobre la políticas sociales. Cuestión que cada uno decidirá llegado el momento si quiere que esto ocurra o no. Pero si hay algo de valorable en estas declaraciones es que Melconian lo dice, lo explicita, lo proclama y esto nos permite debatirlo. El problema es que no sea que haya otros que piensen igual pero que lo oculten de su discurso tan sólo para aparentar algo que no son ni piensan ser.
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