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Notas de Opinión Sábado 27 de Diciembre de 2025

Tomemos buenas decisiones

El consumo de alcohol y el tránsito son incompatibles, pues el alcohol afecta gravemente los reflejos, la visión y la capacidad de juicio.

Agrandar imagen ADVERTENCIA. En Mendoza lanzaron recientemente una nueva campaña para concientizar sobre los riesgos de consumir alcohol al volante.
ADVERTENCIA. En Mendoza lanzaron recientemente una nueva campaña para concientizar sobre los riesgos de consumir alcohol al volante. Crédito: FOTO SITIO ANDINO

Por Antonela Cerutti *

Estamos en medio de la temporada de encuentros y festejos. Un año se despide y llega otro. Un 2026 que nos dispone a cumplir nuevos desafíos, nuevos proyectos.

El festejo trae consigo, en la mayoría de los casos, el consumo de alcohol. Los encuentros sociales se incrementan en los últimos días del año y el alcohol pareciera hacer que el encuentro sea más alegre, más festivo, como si nos borraría de la mente lo que transcurrió en todo el año. Como si esa bebida entraría en el cuerpo para mejorar nuestro humor. Quizás así lo sea. Quizás no. Lo verdadero es que el consumo de alcohol trae asociado comportamientos irresponsables, problemas de salud y disminución de inhibiciones y reflejos.

El primer trago de una bebida alcohólica ya afecta nuestro sistema nervioso. El consumo de alcohol llega a los circuitos cerebrales que regulan desde el movimiento, la memoria y el autocontrol. Comenzamos a tener una visión borrosa, menor capacidad de atención e incluso conductas y reacciones lentas.

El hígado puede metabolizar alrededor de 12 gramos de etanol por litro de sangre cada hora, lo que equivale a una bebida estándar. Una bebida estándar es la que contiene aproximadamente 14 gramos de alcohol, como un tercio de cerveza normal o un vaso de 150 mililitros de vino de mesa. La tasa de alcoholemia se ve alterada por diferentes condiciones: el peso, la edad, el sexo – pues las mujeres tenemos menor presencia de la enzima que metaboliza el alcohol en el hígado - , la cantidad y rapidez en la que consumimos alcohol y la graduación alcohólica de la bebida.

La intoxicación con alcohol, y repito, desde el primer trago, afecta al sistema nervioso, siendo uno de los principales factores de riesgo que intervienen en los siniestros viales. Tomar alcohol y conducir no debe ser una opción. Son épocas en donde la sociedad se moviliza más, porque los encuentros sociales son más frecuentes. Las salidas exponen a mayor cantidad de vehículos en la vía publica produciendo que la demanda aumente, entonces si nuestro desempeño dado por la capacidad al conducir se ve afectada por el consumo de alcohol, el margen de seguridad se achica y hay mayor probabilidad de tener un siniestro vial.

El consumo de alcohol afecta todos los pasos de la conducción, como percepción, decisión y acción, exponiendo no solo a los conductores, sino a los acompañantes y a los peatones. A nuestra familia, a nuestros amigos, vecinos y la sociedad toda.

Seamos multiplicadores de buenas acciones. No solo la responsabilidad cabe para quien enciende el motor. Este mensaje es para los entornos, para los jóvenes y adultos que deciden subirse a vehículos con conductores alcoholizados, para los que trabajan en prevención, para los padres que deben enseñar conductas responsables.

En estas fiestas, tomemos buenas decisiones. Cuidemos la vida.

(*) Ingeniera Civil – UTN Rafaela. Ex directora de la Agencia Provincial de Seguridad Vial (APSV) de Santa Fe. Directora de la Diplomatura en Gestión de la Seguridad Vial, UTN Rafaela, de septiembre a diciembre de 2024. Asesora en movilidad y gestión de la seguridad vial.

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