Por Juan Carlos Fessia
Todos los países que generaron guerras lo hicieron en un escenario de franco deterioro de sus economías, superadas por otros estados; por la lucha de territorios o por su propia seguridad. Los enfrentamientos en Siria, Irak, Irán, Israel, Palestina y Ucrania son conflictos de poder.
El occidente capitalista, conducido por EE.UU., Inglaterra y Francia está gestando una nueva guerra fría de características sin precedentes en la historia de la humanidad. Hoy los adversarios circunstanciales son Rusia y China, que tienen unidos un poder superior a los nombrados.
“Los mismos terroristas de Al Qaeda que lucharon contra las tropas de EE.UU. en Irak y ayudaron a la OTAN en el derrocamiento del coronel Gadafi, en Libia, están siendo transportadas por aire a Siria para ayudar a los rebeldes al derrocamiento del Presidente Bashar al Assad (elegido democráticamente por el 82 % de los votos de su país), por EE.UU.”
Las potencias occidentales tienen cada día sus economías más deterioradas y temen que Rusia y China ganen espacios que ellos no pueden controlar, si no es a partir de la guerra y de su poderío militar. Acusan a Rusia, China e Irán de apoyar al régimen sirio económica y militarmente y estos países están actuando en una política de cooperación, no quieren un nuevo cambio de régimen en medio oriente, por razones económicas y políticas.
No quieren que EE.UU. tenga el control del petróleo y gas del medio oriente y fundamentalmente la región aliada a Rusia, el este de Ucrania. Los planes de guerra elaborados por el Pentágono perjudicarán enormemente a la economía yanqui, porque no podrán hacer una guerra relámpago, sino de tremendo desgaste económico que podrá generar el derrocamiento de la hegemonía del dólar.
Los conservadores estadounidenses (del Partido Republicano) tratarán de lograr sus objetivos bélicos, pero debemos saber que Siria es la décima quinta potencia militar más grande del planeta e Irán está en el noveno lugar. Washington sabe que de cometer errores, los días del dólar están contados y que tiene mucho que ver si desata finalmente una guerra en Medio Oriente o Ucrania.
Europa está sometido por los lineamientos geopolíticos de EE.UU. y si amenazan con más bloqueos económicos a Rusia, por el caso Ucrania, tendrán severos daños económicos.
Los 28 países de la Unión Europea se encuentran muy divididos y con grandes dificultades para accionar contra Moscú. El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, presiona a la Comunidad Europea influenciado por EE.UU. e Inglaterra, haciendo conocer la posibilidad de una “guerra a gran escala”.
La presidenta de Lituania (ex URSS, hoy europea), Dalia Grybauskaite dice “si Moscú ataca a Ucrania estará en un estado de guerra con Europa”.
Alemania, Reino Unido, Francia e Italia dependen fuertemente del gas ruso, por lo que toda sanción económica para defender a Ucrania será en detrimento de toda Europa. Las consecuencias letales de una guerra recaerán nuevamente sobre suelo europeo -como las dos guerras mundiales del siglo pasado- y EE.UU., como siempre, quedará expectante y vendiendo sus armas detrás del gran charco oceánico.
En este marco, Rusia, China y otros estados de Asia Central conformaron la “Organización de cooperación de Shanghai” para proteger sus intereses energéticos.
EE.UU. arroja al planeta a un conflicto bélico permanente, quiere “un mundo unipolar” conducido por Washington. Por el otro lado, Rusia y China quieren “un mundo multipolar” donde todas las partes trabajen coordinadamente por la solución de los conflictos globales.
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