Por Dr. Enrique J. Marchiaro
En el origen: dos situaciones muy difíciles pero que a tiempo se resolvieron muy bien. En el final, dos noticias que hacen público dos hechos que demuestran como la ciudad es lo que es.
En una excelente carta de lectores, una ciudadana cuenta su experiencia con la salud en Rafaela, una historia con un final feliz pero que pudo no serlo. En lo que parecería Finlandia y no Argentina, un hospital del Estado resuelve en horas lo que no logra una clínica privada.
Al lado, una crónica periodística brinda una noticia poco común en el país: un hecho grave de corrupción se soluciona rápidamente. La nueva dependencia encargada de las Auditorías de la Municipalidad de Rafaela detectó en tiempo y forma una maniobra que afectó procedimientos administrativos de la Municipalidad, cuando un empleado encargado de notificar fraguaba firmas de los destinatarios.
Rafaela se destaca en el país por “estas” cosas: conductas cotidianas y en silencio de responsables de servicios públicos que hacen bien su deber. Con ello les garantizan derechos básicos a vecinos que en general pagan sus impuestos también en tiempo y forma.
Claro que siempre hay mucho para mejorar. En el caso del control municipal mediante un sistema de auditorías externas o Tribunal de Cuentas, en el Hospital local sin dudas con mayores recursos y cuantas cosas más que se pueden marcar. Pero en ambos casos son críticas para superar, para hacer mejor algo que ya se hace.
Con noticias como estas, Rafaela puede sentirse en una buena senda, donde la decencia y el trabajo responsables son los pilares desde los que se construye. Desde donde incluso se pueden encontrar los anticuerpos para las malas conductas, pues en ambos casos los hechos que son noticia se originaron en situaciones irregulares que fueron corregidas a tiempo.
Cuando en el país lo normal es discutir acaloradamente por “grandes cosas”, estas noticias de nuestra vida de todos los días son las que cuentan y hacen la diferencia. Hacen que seamos lo que fuimos. Y no lo dejemos de ser, porque lo hacemos día a día.
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