Por Adrián Gerbaudo
Los argentinos somos gente competitiva. Muy competitiva. Eso se nota especialmente en el ámbito deportivo. Un argentino en cualquier plantel del mundo es bienvenido: no le gusta perder, no se acostumbra a eso, siempre quiere más... Dos argentinos son mejor aún: tienen con quien charlar, conseguir los cortes de carne que sólo hay en nuestro país, poder tomar mate y comer alfajores... Tres argentinos son una camarilla: intentan echar al técnico y dan vuelta el vestuario.
No hay mucha diferencia entre lo que pasa allí y lo que ocurre en la política: ¿por qué los deportistas nos representan mejor que a quienes elegimos?
Como todo el mundo sabe, este año se elegirá el próximo Presidente. Y la competencia, en el mundo de la política, tiene a más de tres argentinos...
Empecemos por lo que todo el mundo sabe: estas elecciones no son las que iban a ser. El panorama político nacional se modificó por completo luego de la muerte de Néstor Kirchner.
Todo apuntaba a que él sucedería a su propia mujer, dando un hecho histórico, probablemente a nivel mundial: una especie de pared -hablando en términos futbolísticos- del poder en al menos 12 años. Porque la estrategia iba más allá: pretendían que Cristina volviera a asumir en 2015. Con lo cual, el fallecimiento del líder político de la última década no sólo terminó con un escenario político, sino con una estrategia política que había logrado evitar el límite de 8 años impuesto por la Constitución para una misma persona. Ahora, como máximo, Cristina será Presidenta un período más y después deberá elegir a alguien más.
Vale la pena aclararlo ahora: en el escenario actual (es decir, primera quincena de enero), la lógica -y varias encuestas- indica que Cristina será reelecta por varios motivos, entre los que se destaca que sigue el crecimiento económico y nadie se atreve a ser duro con ella. Al fin y al cabo, no deja de ser una viuda. De hecho, estos fueron los motivos por los cuales Carlos Reutemann se alejó del Peronismo Federal. Una vez más, vio algo que no le gustó. Ahora, hay muchas cuestiones por modificar, cambiar o reestructurar: el modelo necesita urgente una "parada en boxes" para hacer los retoques necesarios. Algo que era imprescindible hace ya 4 años y no se hizo. Siguiendo la lógica: ¿por qué habrían de hacerlo ahora? Además, nunca es buena la perpetuación en el poder de un mismo grupo de poder.
Mientras tanto, el resto prepara los motores que recién deberían prenderse a mediados de julio -según la ley, pero ¿a quién le importa eso en este país?-. Sigamos con el Peronismo: Duhalde ya tiene el equipo armado y está todo listo para dar la vuelta previa. Lo que no tiene en claro es si el resto de los que pensaban largar se van a correr y lo van a apoyar: Das Neves, Solá, De Narváez, Rodríguez Saá creen que tienen lo suficiente para ser ellos los pilotos. Dificilmente todos se encolumnen detrás de Duhalde. Además, sigue la sombra de Reutemann, que nunca se terminó de definir, pero asusta a todos, porque es el que más conoce la gente y que menos rechazo genera. Este último punto es importantísimo llegada la posibilidad de un balotaje.
Carrió volvió al ruedo. Pese a haber dicho en 2007 que no sería más candidata, tras haber quedado detrás de Cristina, ahora se presenta. Claro que hay una enorme diferencia: en aquella oportunidad aparecía como de centro-izquierda. En los últimos cuatro años ha tomado claramente una postura mucho más de centro, tirando para una derecha conservadora. ¿Les llama la atención que un político diga una cosa y haga otra? ¿Acaso no hacemos lo mismo la mayoría de los argentinos?
La UCR tenía todo definido hasta marzo de 2009: el candidato sería Cobos. Tras la muerte de Raúl Alfonsín, su hijo Ricardo (gracias a su gran parecido físico y su esfuerzo por hablar igual que el padre) ganó terreno. Mucho terreno. Y lo convencieron para que vaya.
Recientemente, se sumó el senador Ernesto Sanz. Ahora, ambos coincidieron en realizar unas internas (abril, a más tardar mayo) antes de las internas (14 de agosto) para determinar quién sería el candidato de la UCR. El vicepresidente no será de la partida: prefiere esperar las internas oficiales de agosto para desafiar, si finalmente lo decide, al ganador de esa dupla.
A todo esto, nadie cree que las internas oficiales lleguen a concretarse. El modelo copiado de nuestra Provincia no gusta y no lo entienden.
Todo está listo para la gran competencia. Pero más que el TC, es probable que se parezca a los dibujos animados de "Los autos locos".
Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.