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Economía Viernes 17 de Octubre de 2025

Más que es un salvataje de EE.UU., es un premio al esfuerzo de los argentinos

Si se mantiene el rumbo, hay base para construir algo más sólido que la inercia económica: una inserción internacional más estable, inversiones que generen empleo, mejoras en infraestructura y servicios, mayor competitividad.

Agrandar imagen CUMBRE. Javier Milei y Donald Trump, en la Casa Blanca.
CUMBRE. Javier Milei y Donald Trump, en la Casa Blanca. Crédito: FOTO ARCHIVO

Por Guillermo Briggiler

Durante los últimos dos años, los argentinos vivimos un ajuste profundo que muchas veces fue doloroso, pero que -pese a todo- comenzó a dar señales de orden: tarifas de servicios regulados subidas, política monetaria estricta y emisión contenida; tasas de interés elevadas para frenar la inflación y salarios que quedaron detrás de los precios. En definitiva, se trata de una sucesión de esfuerzos que muchos argentinos comprenden que son necesarios e inevitables.

Ese rigor no fue gratuito. No lo fue para los bolsillos, para las empresas, ni para quienes sienten que cada cuenta, cada impuesto o servicio y cada gasto cotidiano pesa más. Pero también generó algo que quizá muchos subestimaron: credibilidad. Credibilidad interna entre actores económicos y ciudadanos; credibilidad externa ante mercados, inversores y gobiernos extranjeros. Esa credibilidad es lo que hoy está recibiendo su “premio” en distintas formas de ayuda, cooperación y acuerdos con los Estados Unidos.

¿En qué consiste este “premio” que llega ahora? Veamos tres puntos del mismo:

1. Tratado comercial / Acuerdo de libre comercio / reciprocidad arancelaria

El gobierno argentino, encabezado por Javier Milei, ha ratificado la intención de avanzar hacia un tratado de libre comercio con EE.UU..

Aunque choca con restricciones del Mercosur y requiere pasos legislativos, este tipo de acuerdos es visto como una manera de mejorar la competitividad, asegurando aranceles más justos, condiciones más previsibles para exportadores (energía, agroindustria, minería tecnológica) y marcos legales de protección mutua para inversiones.

2. Compra de bonos argentinos / apoyo financiero / swap de divisas

EE.UU. está negociando medidas financieras concretas para estabilizar la economía argentina: un swap de divisas de USD 20.000 millones, compra de bonos y esquemas de asistencia financiera orientados a reducir la volatilidad del peso y disminuir el riesgo país.

Esa ayuda fortalece reservas, aporta liquidez, y envía señales de confianza al mercado. No es solo un gesto: implica que las condiciones macro (déficit, inflación, emisión) resultan lo suficientemente serias para merecer respaldo.

3. Inversiones extranjeras en sectores estratégicos

Se han firmado acuerdos de cooperación energética con EE.UU. que incluyen generación, transmisión e integración de energías limpias, así como infraestructuras para mejorar la producción, distribución y almacenamiento de energía.

También hay compromisos en minería, particularmente en minerales críticos como litio y cobre, donde Argentina tiene potencial real. EE.UU. declaró su interés a través de memorandos de entendimiento, los cuales buscan fomentar inversiones en esas cadenas de valor críticas.

Tecnología también aparece en el radar: para la creación de centros de datos, nuevas empresas tecnológicas, y mejoras en infraestructura digital, todos ámbitos que requieren estabilidad regulatoria, marco jurídico confiable y capacidad de financiamiento.

El “premio” no será eterno ni gratuito. Depende de sostener ciertas condiciones.

• Disciplina macroeconómica: Si el gobierno pierde control de la inflación, relaja el déficit o recurre otra vez a emisión, mucho de lo ganado podría evaporarse.

• Estabilidad política: Las decisiones estructurales, como acuerdos de libre comercio o inversiones extranjeras de largo plazo necesitan certidumbre política, normas claras, seguridad jurídica.

• Gestión transparente: Incentivos claros, reglas para proteger a los inversores, cumplimiento de normativas, estabilidad regulatoria, etc.

Y hay riesgos: depender demasiado del financiamiento externo puede exponer al país a condicionalidades o presiones; la competencia internacional y los precios globales de minerales o energía pueden fluctuar; y el costo social de los ajustes debe ser gestionado, para que no se traduzca en pérdida de apoyo popular.

Argentina hizo más que resistir: puso el hombro. Tarifas arriba, salarios rezagados, tasas altas, recortes allí donde era necesario, disciplina fiscal donde parecía imposible. Ese costo no fue compartido equitativamente, y sus efectos sociales fueron duros, pero los mercados, los inversores y los socios externos hoy lo ven. Lo que llega de EE.UU. no es un auxilio caritativo, sino un reconocimiento técnico: “los argentinos hicieron lo que había que hacer, ahora los acompañaremos a sostenerlo”.

Si se mantiene el rumbo, hay base para construir algo más sólido que la inercia económica: una inserción internacional más estable, inversiones que generen empleo, mejoras en infraestructura y servicios, mayor competitividad. Para esto es necesario que se ratifique el rumbo en las urnas y que el resto del arco político esté a la altura de la circunstancias.

#BuenaSaludFinanciera

@ElcontadorB

@GuilleBriggiler

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