Por REDACCION
BUENOS AIRES, 19 (Especial para NA, por Nieves Pascuzzi*). - El 2015 se presenta para argentina como un año que nos demandará cautela debido a que el contexto internacional no es tan favorable a nivel mundial como lo era hace años atrás y a que hacia adentro continuaremos con problemas macroeconómicos que afectan el crecimiento y la inversión.
La proyección de crecimiento mundial para el 2015 y 2016, de acuerdo a estimaciones del FMI estarían en torno al 3,5% y 3,7% respectivamente.
Este crecimiento menor al esperado se atribuye a las perspectivas de crecimiento de China, Rusia, la zona del euro y Japón debido a una desaceleración del consumo y la inversión, así como a la retracción en la actividad de algunos grandes exportadores de petróleo ante el drástico descenso del precio.
Por su parte el crecimiento económico de América Latina y el Caribe se proyecta en torno al 1,3% y tendrá una mejora para el 2016 (2,3%).
El principal problema de esta región es, por un lado, la disminución del precio de las materias primas, afectado por la menor demanda de China, y la caída del precio del petróleo. Y por el otro, por el aumento de costos y la inflación que le quitan competitividad.
La desaceleración de los precios de los commodities principalmente los cereales y oleaginosas está explicado por un aumento de los stocks y por una menor tasa de crecimiento a la pronosticada en 2014.
A partir de la segunda mitad del año pasado, el precio de los productos agrícolas disminuyó notablemente, siendo un 25% menor para los productos tradicionales y un 15% menor para los productos regionales.
Según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), en 2015 el precio de los commodities alcanzarán un mínimo de 62 dólares la tonelada para los cereales y oleaginosas y 80 dólares la tonelada para los productos regionales, manteniéndose durante el 2016.
Para el mismo período, el precio de la carne vacuna presentó una suba extraordinaria (30%). La tendencia para los próximos años sigue siendo favorable a pesar de estimarse una reducción del precio (17% de 2014 a 2016).
La caída del precio internacional del petróleo, explicada por el aumento de la producción en los Estados Unidos, junto con la decisión de la OPEP de no recortar la oferta hizo que el precio referencial Brent del Mar del Norte caiga más de un 50% desde un máximo superior de 129 dólares por barril en junio de 2014.
En tanto, la correlación existente con el precio de la soja, asociada principalmente al nuevo uso que han tenido los granos como bioenergía, parece ponerle un techo a la potencial recuperación del precio de la soja y sus subproductos.
La caída de los precios internacionales de los commodities, la desaceleración del crecimiento tanto de China como de Brasil y Rusia, la devaluación de estos dos últimos junto a la Unión Europea (UE), que deterioran aún más la competitividad y la posibilidad de una mayor inserción de los productos argentinos a nivel mundial.
Paralelamente a estos factores se le suma la inflación, el menor consumo y el incremento de costos que impacta negativamente en los sectores productivos, y con ello en el crecimiento de la economía.
Sin embargo para 2015 no se esperan cambios por parte de la política economía sino por el contrario el gobierno llevará al extremo los mecanismos de financiamiento del gasto público en un año electoral, con acuerdos como el que trata de aprobar con el gobierno chino a cambio de dólares.
De esta manera se espera una nueva contracción de la economía para este año en torno al 1,5% que podría empeorar ante la profundización de los desequilibrios macroeconómicos manifestados como crecimiento negativo, elevada inflación y un aumento de la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el paralelo en un contexto internacional con precios de las materias primas y petróleo a la baja y revalorización del dólar.
Es así que estimamos tanto para la producción de cereales y oleaginosas como para las economías regionales un año económicamente complicado y difícil producto de la combinación de los factores internos y externos que reducen los márgenes de las actividades y en muchos casos los vuelven negativos.
Esta situación empeora ante la falta de medidas que ayuden a resolver o corregir los errores de política de los últimos años en un contexto internacional desfavorable.
De este modo, los productores del trigo hoy no logran vender su cosecha, debido a la falta de precios y al cierre de las exportaciones.
Los productores de vinos no recibirán este año mejores precios por su cosecha debido a los excedentes en la oferta y ante la imposibilidad de vender 200 millones de litros de la campaña anterior.
Mientras que los productores de peras y manzanas están pensando en no levantar la cosecha ante la falta de precios y la imposibilidad de exportar.
Los productores de leche se pelean con la industria por el precio y por ser la válvula de ajuste donde el diferencial de lo que reciben y lo que paga el consumidor es cada vez mayor.
A su vez, los productores citrícolas deciden no poner en funcionamiento las plantas de empaque ante la falta de negocios a nivel mundial.
Los productores de yerba mate pasen de ganar a perder producto del aumento de los costos, el congelamiento de los precios de su producto y el aumento de la producción esperada para este año.
En un contexto de estas características y consecuencias, no se entiende la falta de acción y de respuestas por parte del gobierno nacional a las necesidades de los sectores productivos, que acentúa aún más la crítica situación de cientos de miles de productores que en muchos casos se podrían llegar a desaparecer.
(*Asesora económica de CONINAGRO que realizó un anticipo exclusivo para NA de un informe que presentará la entidad próximamente).
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