Por REDACCION
Pensar en 2024 implica imaginar un primer semestre muy similar a esta segunda etapa del año donde la menor oferta ganadera será un factor clave.
Si bien resulta difícil poner en números cuánto implicaría esta baja, desde ROSGAN reconocen que los meses de seca tendrán un impacto importante en el stock que contaremos a fin de este año. Pensar en una baja del stock nacional de más de 2 millones de cabezas no resulta lejano considerando el impacto que ha tenido esta seca sobre la producción de terneros, pero también sobre la extracción tanto de vacas como de animales livianos. Con 8,6 millones de animales faenados hasta el mes de julio, el número anual posiblemente termine ubicándose por encima de los 14,7 millones de cabezas, esto cerca de 1,2 millones de animales más que los faenados en 2022. En este sentido, todo lo que se perdió en términos productivos como lo que forzosamente se vendió en exceso -especialmente en el primer semestre-, indefectiblemente faltará más adelante.
Bajo este escenario, y asumiendo una recuperación gradual del peso de faena a niveles de 2022, la producción de carne proyectada para el próximo ciclo podría estimarse en torno a los 3,1 a 3,2 millones de toneladas, similar a la resultante en 2022 y unas 200 mil toneladas menos respecto de las que dejaría el 2023, bajo la actual proyección.
Con un nivel de oferta más acotado, al menos durante el próximo año y posiblemente durante parte del siguiente, la exportación se verá como un factor de tensión puesto que todo punto adicional de mercado que intente aprovechar tendrá su impacto en el plano local. Por el momento, el mercado chino no estaría dando fuertes señales de presión comercial, por el contrario, los valores siguen en baja y sus proyecciones de crecimiento económico guardan cierto grado de cautela. Sin embargo, no resultaría extraño ver despertar de repente a un gigante adonecido que cada vez que reacciona pone a prueba la capacidad de respuesta de todo el sistema. Argentina, sin restricciones, tiene la capacidad para estabilizar sus exportaciones cómodamente por sobre el millón de toneladas.
En definitiva, más allá de las dificultades que plantea la coyuntura actual en nuestro país, la ganadería vacuna se encamina hacia un futuro muy promisorio en los próximos años, siempre que logre trabajar en un contexto de mayor estabilidad y menor presión del estado sobre la actividad.
Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.