El ascenso de Atlético de Rafaela a la Primera Nacional tuvo múltiples protagonistas y uno de ellos fue Juan Martín Capurro, quien vivió el logro con una emoción especial. El mediocampista fue parte del plantel que sufrió el descenso la temporada pasada y encontró en este regreso una verdadera revancha deportiva y personal.
“Es un desahogo enorme. El año pasado me tocó descender y siento una resiliencia muy grande por haber podido volver a dejar al club donde nunca debería haber estado. Volver a la Primera Nacional es una alegría enorme”, expresó Capurro, todavía con la emoción a flor de piel, mientras el Monumental de Alberdi celebraba junto a su gente.
El volante analizó el recorrido del equipo a lo largo de la temporada y destacó la madurez con la que el grupo entendió cada etapa del torneo. “Fuimos de menor a mayor. En ningún momento estuvimos fuera de la conversación. Sabíamos lo que nos habíamos preparado para hacer. A veces no se puede jugar lindo ni convencer a todos, pero hay que ganar, y eso fue lo más importante”.
Capurro remarcó las dificultades propias de la categoría y el esfuerzo constante que demandó el camino al ascenso. “Es un torneo con muchos partidos, viajes largos, muy desgastante. Perdimos una final, pero lejos de caernos, a partir de ahí ganamos todos los partidos. Eso demuestra la fortaleza del grupo y por qué creo que somos justos merecedores de este ascenso”.
El valor de haber logrado el objetivo en condición de local fue otro aspecto que el jugador no dejó pasar. “Encima en casa, con la familia y con toda la gente. Vale más, mucho más. Esto no se olvida”.
Atlético de Rafaela volvió a la Primera Nacional y, para Capurro, el ascenso tuvo sabor a reparación. Una vuelta necesaria, celebrada en casa y con la convicción de haber hecho el camino correcto.